Millones de empleos perdidos o paralizados, pérdida de activos productivos, paralización de proyectos de todo tipo y un aumento creciente de incertidumbre de una recesión económica con sus consecuencias de pobreza y tensiones sociales.
La declaración de la OPS de una pandemia mundial que mando a prácticamente gran parte de los habitantes del planeta a paralizar sus actividades levantó la necesidad de adoptar diversos protocolos de bioseguridad.
Los gobiernos respondieron rápidamente imponiendo severas medidas de aislamiento. Originalmente la fase de contagio de la enfermedad y su evolución se estimó en 15 días. Con el paso de las semanas, los toques de queda y restricciones se extendieron por periodos bastantes mas extensos, superando los 60 días.
Si bien los riegos del contagio son una posibilidad de ser afectado por un síndrome severo de insuficiencia respiratoria, las consecuencias de las limitaciones a la actividad productiva son una certeza. La actividad humana depende del trabajo. La paralización absoluta interrumpe una cadena de actividades compleja, que se deteriora progresivamente.
Millones de empleos perdidos o paralizados, perdida de activos productivos, paralización de proyectos de todo tipo y un aumento creciente de incertidumbre de una recesión económica con sus consecuencias de pobreza y tensiones sociales.
Para enfrentar este escenario, los Estados se prepararon fortaleciendo sus sistemas de salud, aprobando protocolos médicos y acumulando equipos e insumos. Los médicos aprenden a tratar la enfermedad, se avanza probar las dosis de tratamientos y aumenta la inmunidad.
El resto de los sectores de la vida social y productiva adoptan medidas de bioseguridad para evitar el contagio. Desde las mas básicas como usar mascarillas, guantes y lavado frecuente de manos y el distanciamiento social preventivo.
Las empresas y organizaciones evitan las aglomeraciones, separan los espacios de trabajo y utilizan dispositivos de desinfección y sanitización.
Túneles de desinfección
La exitosa estrategia implementada en algunos países como China dieron lugar al diseño de cámaras donde las personas transitaba y son rociadas con productos desinfectantes eficaces para disminuir la carga viral ambiental y que no tiene efectos en las personas sanas. En el caso de Honduras y de gran parte de América Latina, menos disciplinada que la oriental, algunas personas advierten que los Túneles pueden causar la sensación de seguridad que facilite abandonar prácticas como uso de mascarillas y lavado de manos frecuentes. Desaconsejan los túneles como única medida de bioseguridad, especialmente porque operan con una bomba que rocía un desinfectante mientras se pasa por la cabina o túnel. Sin embargo, siguen siendo una de las medidas posibles de implementar, entre varias otras. Incluso, los túneles además de las medidas básicas pueden implementarse, pantallas de vidrio o acrílico de separación entre espacios de trabajo, aspersores con desinfectantes en baños, dispensadores de jabón y medidores de temperatura.
Arcos Sanitizadores
A diferencia de los túneles de desinfección los arcos sanitizadores son dispositivos que integran varias tecnologías. Poseen un termómetro emisor que detecta la temperatura de quien lo cruza sin tocar a la persona. A pasar, emite un vapor frio o niebla de micro partículas de desinfectante, a diferencia del spray de los túneles que impregna más la ropa. Incorpora un emisor de ozono y emite luz UV desinfectante, limpiando los zapatos. El pasar por el arco toma unos segundos y se realiza en total seguridad.
Las demás medidas de bioseguridad se mantienen como en el caso de los túneles, pero representan una alternativa para reducir los riesgos de incorporar virus y elementos contaminantes a los lugares de trabajo.
Como se señala, en el estudio “Public Health principles for a phased Reopening during COVID-19. Guidance for Governors”, publicado por John Hopkins University, Center for Health Security, la reapertura requiere de implementar diversas medidas de mitigación para reducir los riesgos para trabajadores y clientes. Aconseja que debemos entender que cualquier lugar donde hay personas o donde se tocan superficies es una oportunidad para transmisión del virus. Debemos implementar medidas de mitigación de múltiples pasos y niveles.
El primer nivel es la distancia física y en consecuencia reorganización de los espacios de trabajo. El segundo nivel es el control de Ingeniería, que implica la creación de barreras entre la gente y el potencial de contagio. En este nivel entran a operar túneles, arcos, y pantallas aislantes. El tercer nivel se refiere a medidas administrativas que reduzcan el contacto entre las personas. Y la cuarta, es la personal, que implica el uso de mascarillas, lavado de manos, guantes y cuidado personal.
Mientras no exista una vacuna, no hay soluciones mágicas. Solo proveer equipos, dispositivos, y medidas que disminuyan los potenciales riesgos de contagios.