La diversificación de servicios en la industria de las firmas auditoras toma más fuerza en su generación de ingresos y busca brindar una cultura de transparencia e integridad en las empresas.
La auditoría financiera es una evaluación de los estados financieros de una empresa que avala la confiabilidad de los mismos e incluye la detección y prevención de fraudes, desorden contable y prácticas de administración. Su realización es de gran importancia ya que implica una revisión independiente de los estados contables por un experto y está basada en una serie de normas y regulaciones internacionales previamente establecidas y aceptadas.
Los sistemas financieros y los países de América Latina han desarrollado un conjunto de leyes y reglamentos para evitar que los delitos asociados al lavado de activos pongan en riesgo la estabilidad económica de los Estados.
“El auditor debe obtener seguridad razonable de que los Estados Financieros están libres de errores materiales por equivocaciones humanas o por fraude y expresar una opinión. La seguridad razonable se obtiene mediante la evidencia de auditoría. Cabe indicar que no es una seguridad absoluta porque en el proceso de auditoría existen limitaciones”, dice María Lucía Fernández, Superintendente de la Superintendencia General de Valores (Sugeval) de Costa Rica.
Fernández destaca que los documentos que respalden la verificación del cumplimiento de los requisitos de la firma de auditoría externa o del auditor externo independiente y los miembros del equipo de auditoría deberán estar disponibles para efectos de supervisión tanto en Costa Rica como en todos los países de Centroamérica, Panamá y República Dominicana.
AméricaEconomía Centroamérica conversó con expertos de PwC Interaméricas, Deloitte y Ernst & Young Central America para conocer más sobre el papel del auditor y su importancia para las finanzas de una empresa.
EL AUDITOR EN LAS FINANZAS EMPRESARIALES
Para la ejecución de la auditoría es necesario que la empresa ponga a disposición del auditor toda la información soporte de las transacciones y que afecten los estados financieros. “Nuestro trabajo involucra realizar un entendimiento del control interno relevante para propósitos de nuestra auditoría a fin de diseñar los procedimientos que sean adecuados y adaptarlos a cada circunstancia para la ejecución de nuestro trabajo. Adicionalmente, se realiza una evaluación de las políticas de contabilidad utilizadas por la compañía para el registro de sus transacciones y se realiza una serie de pruebas que nos permitirán obtener evidencia suficiente y apropiada para emitir nuestra opinión”, señala Edereth Barrios, Socio de Auditoría PwC Interaméricas, firma con más de 1.000 profesionales a nivel regional de los cuales 55% son auditores.
El rol de los auditores externos es observar el cumplimiento de las normas de contabilidad aplicables, basados en lo establecido a través de las normas internacionales de auditoría. “En auditoría no podemos ser juez y parte de las finanzas. Es decir, no podemos decirles qué hacer, sino lo que está incorrecto, esta es una aclaración fundamental. De parte de las empresas requerimos los estados financieros y la información que los respalda. Por tanto, asumimos un compromiso de confidencialidad de la información. Evaluamos la información y si se cumplen los principios contables aplicables. Como auditores, debemos conocer a la entidad auditada, lo que hace, cómo lo hace, sus controles, aplicando nuestro escepticismo profesional, evaluando los riesgos dependiendo del tipo de entidad y cómo los controles establecidos cubren esos riesgos, para luego, evaluar en forma sustantiva y analítica la información financiera y las notas que la entidad presenta”, describe Alan Saborío, socio director de Deloitte en la región, firma con un gran número de colaboradores en las áreas de consultoría, evaluación de riesgo, impuestos, legal y asesoría en valoración financiera, entre otros.
“Para desarrollar la auditoría se requiere de una comunicación oportuna y constante con la empresa, basada en la transparencia y confianza de profesionales, y que va más allá de su departamento financiero, para comprender los riesgos del negocio y cómo éstos pueden impactar los estados financieros. El auditor puede de esta manera definir una estrategia eficiente, orientada en riesgos, y que se adapta al contexto de los aspectos relevantes para los usuarios de los estados financieros. Una comunicación efectiva, so portada por los resultados de las diversas pruebas de auditoría, también le permite al auditor aportar valor a la empresa por medio de sugerencias, basadas en mejores prácticas, en torno al control interno de la entidad, su función de reporte financiero y operaciones en general”, precisa Efraín Jiménez, socio de auditoría de la firma EY Central America, con 1.350 profesionales a nivel regional.
MANEJO DE INCONSISTENCIAS EN LOS ESTADOS FINANCIEROS
En el caso que el auditor encuentre inconsistencias en los estados financieros de una empresa bajo auditoría, el auditor debe evaluar los errores u omisiones identificados en concepto de la materialidad determinada para la ejecución de la auditoría, y debe comunicar los hallazgos significativos a los encargados del gobierno de la empresa, Comité de Auditoría o la Junta Directiva.
“Se deben aclarar con la Administración o los encargados del gobierno corporativo los hechos y circunstancias que originan la inconsistencia. En el caso de que tales hechos y circunstancias se confirmen y sean materiales para los estados financieros, se insta a la empresa a modificar sus estados financieros para corregir la situación. Si la empresa no está de acuerdo en modificarlos, el auditor procede a incluir párrafos adicionales en su opinión haciendo mención a que existe tal inconsistencia o error y, cuando es factible, debe indicar el impacto financiero que tal error representa para dichos estados financieros. Dependiendo del contexto y la gravedad de la situación detectada, el auditor también podría emitir una opinión negativa, abstenerse de emitir tal opinión o inclusive terminar la relación de auditoría con la empresa”, sostiene Jiménez.
Con base en el Artículo 19 del Regla mento General de Auditores Externos, las firmas de auditorías externas o auditores externos independientes deben informar, de inmediato, a la Superintendencia respectiva sobre cualquier grado de irregularidad financiera que detecten, y sobre cualquier situación que ponga en riesgo la estabilidad financiera de la entidad auditada o de la existencia de operaciones ilegales, como resultado del dictamen que realicen de los estados financieros. Una vez concluido el trabajo de auditoría y en el caso de que la entidad fiscalizada no acepte el dictamen emitido por el auditor externo, este último deberá remitir, de inmediato, su dictamen a la Superintendencia respectiva”, precisa la superintendente de Valores de Costa Rica.
DIVERSIFICACIÓN DE LA OFERTA DE SERVICIOS
Barrios afirma que las firmas de auditoría han tenido que ampliar su gama de servicios debido a la creciente demanda de asesoría especializada por parte de las empresas para ayudarlas a obtener ventajas comerciales en un mercado cada vez más competitivo.
“En la actualidad podemos decir que nuestro negocio está dividido aproximadamente en 50% auditoría, 28% consultoría de impuestos y legal, y 22% consultoría empresarial”, denota el especialista de PwC.
En EY Central America los ingresos en auditoría representan un 30% de los ingresos totales de la firma. El restante 70% lo componen servicios de consultoría, impuestos, transacciones y legal.
“Ninguna de las llamadas ‘Big Four’ se dedica exclusivamente a auditoría. Lo que sí pasa es que el negocio de auditoría está mucho más maduro y tenemos grandes oportunidades de crecimiento en consultoría, riesgo, servicios financieros, tecnología e innovación. También, podemos crecer mucho más en impuestos y servicios legales”, relata el experto de Deloitte. “Somos una firma multidisciplinaria y esto hace que, porcentualmente, las labores de auditoría tengan una participación menor”. Entre los servicios que presentan está la consultoría estratégica, organizacional y en desarrollo humano, innovación, tecnología, asesoría en temas de riesgo (reputación, operacional, regulatorio, financiero, etc.), asesoría financiera, valoración de empresas y activos, proyecciones actuariales, fusiones y adquisiciones, asesoría en impuestos, asesoría en temas migratorios, y asesoría legal en general.
CULTURA DE INTEGRIDAD
Es sumamente importante contar con una cultura de integridad en la parte contable y financiera de las empresas, ya que por medio de esta área las empresas conocen su situación económica, financiera y patrimonial. Se refiere a “toda la información útil para la toma de decisiones que afecten el futuro del negocio y las estrategias a seguir. Para lograr una cultura de integridad en el área financiera y contable lo más importante es contar con líderes que promuevan una cultura y valores apropiados para obtener resultados confiables y exactos”, dice Barrios.
La importancia que tiene contar con una cultura de integridad en la parte contable y financieras de las empresas que participan en el mercado de valores es fundamental dado que brindan información al público inversionista. En este sentido, “en las decisiones que va a tomar un inversionista es relevante, como insumo, la información financiera de la empresa. Esta le permitirá comprender el impacto de determinadas transacciones, de otros eventos o condiciones, sobre la situación y el rendimiento financiero de la entidad. La transparencia es fundamental para que exista confianza, y este aspecto toma aún más relevancia en un mercado de valores. Las empresas deben brindar la información necesaria para conocer su situación real. Una firma auditora externa independiente recopila, analiza y valora la calidad de la información financiera y el sistema de control de la empresa auditada. El papel de las firmas de auditoría es fundamental para evitar los fraudes”, considera Fernández.
“Cuidamos mucho nuestra reputación, velamos por procesos y recomendaciones innovadoras, que aprovechen la tecnología y el talento humano, en un marco ético muy robusto”, afirma el socio de Deloitte.
Mantener un alto nivel de credibilidad y confianza en su función de reporte financiero implica para una empresa una serie de aspectos, “desde la designación correcta de personal con las competencias y valores apropiados, hasta el establecimiento de una estructura administrativa y de gobierno corporativo que le permita identificar y corregir oportunamente desviaciones que puedan afectar negativamente a la entidad y sus accionistas”, fundamenta Jiménez.
FUTURO DE LA AUDITORÍA
El informe “El Futuro de la Auditoría”, elaborado por Grant Thornton, firma de servicios de auditoría, consultoría y asesoramiento legal y financiero internacional, y la Association of Chartered Certified Accounts (ACCA), analiza el estado de la auditoría en siete regiones del mundo. Concluye que en países sin una larga tradición auditora, la visión predominante es que se trata de una actividad esencial para sostener e incrementar el crecimiento económico. En cambio, en los países donde la auditoría está más asentada, predomina la idea que ésta debe evolucionar y que, aunque es relevante para el funcionamiento del mercado, serán necesarios nuevos modelos diferenciados de información financiera y nuevos campos de aplicación de la auditoría.
Gemma Soligó, socia de auditoría y directora en Grant Thornton, enfatiza que “los auditores tendrán que actualizar su rango de habilidades para responder a estos nuevos retos creados por unas expectativas sobre la profesión que han crecido significativamente”.