Panamá y República Dominicana son los países de la región con mayor crecimiento, 5,6% y 4,9%, respectivamente.
Banco Mundial (BM) emitió su informe “Perspectivas de la Economía Global 2018” en el que prevé que el crecimiento de la economía mundial se acercará al 3,1% en 2018.
Esta perspectiva de crecimiento se realizó después de un 2017 mejor de lo previsto, dado que continuará la recuperación de la inversión, las manufacturas y el comercio, y las economías en desarrollo exportadoras de productos básicos se beneficiarán con el alza en los precios de dichos productos. Estos cambios se consideran en gran parte una mejora de corto plazo.
En el largo plazo, la desaceleración del crecimiento potencial – que refleja la rapidez con que una economía puede expandirse cuando la mano de obra y el capital se utilizan a plena capacidad – pone en riesgo los avances logrados en los niveles de vida y la reducción de la pobreza en todo el mundo, advierte el BM.
Proyecciones para las economías
Se espera que en las economías avanzadas el crecimiento se modere ligeramente hasta ubicarse en el 2,2% en 2018, a medida que los bancos centrales eliminen de forma gradual las iniciativas adoptadas después de la crisis, y el repunte de las inversiones se normalice.
En los mercados emergentes y las economías en desarrollo en su conjunto, el Banco señala que el crecimiento se consolidará hasta alcanzar el 4,5% en 2018, dado que la actividad de los países exportadores de productos básicos continuará recuperándose.
“Esta amplia recuperación en el crecimiento mundial resulta alentadora, pero no es momento de adoptar actitudes complacientes”, afirmó Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. “Es una gran oportunidad para invertir en capital humano y físico. Si los responsables de diseñar políticas de todo el mundo centran sus esfuerzos en estas inversiones clave, podrán incrementar la productividad de sus países, fomentar el crecimiento de la fuerza laboral y acercarse a los objetivos de poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida”.
Se estima que 2018 será el primer año, desde la crisis financiera, en el que la economía mundial funcionará cerca a plena capacidad. En vista de que se espera que el potencial de crecimiento disminuya, los responsables de diseñar políticas deberán mirar más allá de los instrumentos monetarios y fiscales que se utilizan para estimular el crecimiento en el corto plazo y analizar la implementación de iniciativas que permitan impulsarlo en el largo plazo.
“La desaceleración del crecimiento potencial es el resultado de años de escaso aumento de la productividad, inversiones insuficientes y envejecimiento de la fuerza de trabajo mundial. Esta desaceleración es generalizada, y afecta a un conjunto de economías que representan más del 65% del producto interno bruto (PIB) mundial. Si no se procura revitalizar el crecimiento potencial, este declive podrá extenderse durante la próxima década y reducir el crecimiento mundial promedio en un cuarto de punto porcentual y el de los mercados emergentes y las economías en desarrollo en medio punto porcentual durante ese período”, precisa el informe.
“El análisis de los factores que provocan la desaceleración del crecimiento potencial pone de relieve el hecho de que tenemos herramientas para afrontarla”, señaló Shantayanan Devarajan, Director Sénior de Economía del Desarrollo del Banco Mundial. “Las reformas que promueven una salud y educación de calidad y que mejoran los servicios de infraestructura pueden impulsar significativamente el crecimiento potencial, en particular en los mercados emergentes y las economías en desarrollo. Sin embargo, algunas de estas reformas encontrarán resistencia en ciertos grupos políticamente poderosos. Por eso es tan importante difundir y presentar de forma transparente toda esta información acerca de los beneficios que generarán para el desarrollo”.
El estudio explica que el endurecimiento abrupto de las condiciones internacionales de financiamiento podría truncar la expansión. Asimismo, el incremento de las restricciones al comercio y la intensificación de las tensiones geopolíticas podrían minar la confianza y perjudicar la actividad. Por otro lado, varias economías importantes podrían registrar un crecimiento mayor de lo previsto, lo que extendería aún más el repunte mundial.
El panorama aún presenta riesgos adversos
“En vista de que las tasas de desempleo vuelven a ubicarse en los niveles anteriores a la crisis y dado que el panorama económico se muestra más auspicioso tanto en las economías avanzadas como en el mundo en desarrollo, los responsables de diseñar políticas deberán analizar nuevos enfoques que permitan sostener el impulso del crecimiento”, afirmó Ayhan Kose, director del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial.
“Específicamente, resulta imperioso implementar reformas para incrementar la productividad a medida que se intensifica la presión sobre el crecimiento potencial provocada por el envejecimiento demográfico”.
América Latina y el Caribe
Se espera que la región crezca un 2% en 2018, lo que representa un aumento respecto del 0,9% estimado para 2017. Según los pronósticos, el crecimiento cobrará impulso a medida que la inversión y el consumo privado se consoliden, en particular en las economías exportadoras de productos básicos.
“No obstante, la intensificación de la incertidumbre normativa, los desastres naturales, el incremento en el proteccionismo comercial de Estados Unidos o un mayor deterioro de las condiciones fiscales de los propios países podrían desviar el curso del crecimiento. Se prevé que la expansión económica de Brasil repunte respecto del 1% estimado para 2017 y se sitúe en 2% en 2018. México, por su parte, crecerá 2,1% este año, mientras que el año pasado registró 1,9%”, sostiene el estudio.
Para el 2019, se espera que el crecimiento de la región sea de 2,6%. De acuerdo con las previsiones, el fortalecimiento del consumo y la inversión privados – especialmente en países exportadores de productos básicos – impulsarán el crecimiento.
En Centroamérica y República Dominicana, el pronóstico de crecimiento es favorable para Guatemala, Panamá y República Dominicana. El primero pasará de un 3,2% en 2017 a un 3,4% en 2018; el segundo de 5,5% en 2017 a 5,6% en 2018; y el tercero registrará el mayor crecimiento, al pasar de 4,5% en 2017 a 4,9% en 2018.
De manera desfavorable en la variación porcentual anual entre 2017 y 2018 están: Nicaragua, Costa Rica, Honduras y El Salvador. Nicaragua logró un crecimiento de 4,5% en 2017, y se prevé un 4,4% en 2018. Costa Rica registró un crecimiento de 3,9% en 2017, y se espera un 3,6% en 2018. El Salvador espera un crecimiento de 1,8% en 2018, menor al 2,1% del 2017. Honduras crecerá a un ritmo del 3,6% en 2018, menor al 4,1% alcanzado en 2017.
El crecimiento de Latinoamérica está sujeto a considerables riesgos de desaceleración. “La incertidumbre política en países como Brasil, Guatemala y Perú podría frenar el crecimiento. Las perturbaciones generadas por desastres naturales, efectos secundarios negativos provenientes de alteraciones en los mercados financieros internacionales o un aumento del proteccionismo comercial en Estados Unidos, además de un mayor deterioro de las condiciones fiscales de cada país, podrían perjudicar el crecimiento de la región”.