Las ciudades están llamadas a realizar cambios para mejorar la eficiencia en el consumo de energía, apostando por una iluminación sostenible y funcional.


El plan de ahorro y eficiencia energética de los gobiernos incluyen medidas sobre el alumbrado público en exteriores, con la finalidad de sustituir la iluminación de fuentes de mercurio o vapor de sodio, por alternativas más modernas de menores consumo de energía y efectos en el medioambiente. La eficiencia en el consumo ha facilitado la creciente penetración de las nuevas tecnologías de iluminación basadas en la incorporación de un diodo emisor de luz “LED” como fuentes de luz para exteriores.

AméricaEconomía Centroamérica entrevistó a especialistas enfocados en el desarrollo de productos de iluminación y ahorro energético para conocer las tendencias de la industria. Se estima que el 40% del gasto de energía de una ciudad es dedicada a iluminación. “Con el LED estamos planteando una solución de ahorro energético que puede andar en un 80-90% de ahorro. El LED es una fuente de luz sumamente eficiente a nivel de cantidad de luz por potencia”, expresa Jorge Madriz, director de Investigación y Desarrollo de Sylvania.

“Con esta tecnología tenemos productos de iluminación que van a andar arriba de los 100 lúmenes por watt, donde una fuente de iluminación por vapor de sodio anda muchísimo más abajo. Asimismo, funciona también para embellecer los lugares, ya que las fuentes convencionales como el sodio tienen una iluminación donde todo se ve color naranja. El LED viene a resaltar mejor los colores. Se puede combinar con sistemas de gestión inteligente, por medio de los cuales se puede coordinar de mejor manera el uso eficiente de la iluminación, generando más ahorro energético”.

RELACIÓN COSTO-BENEFICIO

Las tecnologías más eficientes representan inversiones iniciales generalmente más costosas. Para abordar un proceso de reconversión se compara la inversión con el costo de la energía consumida. Al consumir menos energía, la variable clave se relaciona con la vida útil.

“Las luminarias LED pueden llegar hasta una duración de 100 mil horas versus 10 mil horas que dura una luminaria convencional. Teniendo por ello ahorro en sustitución y mantenimiento. En promedio anualmente se usan 2.800 horas, con cual una lámpara de esta tecnología puede durar hasta 35 años. Nuestros estudios indican que la inversión se recupera a partir del 2 año y para su mantenimiento solo se tienen que limpiar”, destaca Madriz.

¿CONTAMINACIÓN DE LUZ?

En el caso de la iluminación convencional, la salida de radiación se dispersa hacia varios puntos simultáneos, provocando una especie de contaminación lumínica. La tecnología LED en porcentajes cercanos al 95% es enfocada en el lugar que se requiere de iluminar de manera específica y el otro 5% se dispersa hacia arriba, previniendo la contaminación lumínica. Esta concentración facilita una mejor percepción de horas de descanso y horas activas. Y la iluminación pública no afecta, por ejemplo, la migración de las aves.

NUEVOS DESAFÍOS

A nivel mundial hay una tendencia tecnológica en iluminación denominada “ciudades inteligentes”. Se trata del aprovechamiento de la recolección de datos de manejo de tránsito, circulación de personas y ayuda a la seguridad a través de la iluminación. “Esto sería el ideal futuro de nuestras ciudades, la tendencia de un mayor control de la ciudad a través de la medición, que se hace con sensores instalados en la propia instalación eléctrica del alumbrado, y permite contabilizar el tránsito, el conteo de personas que pasan por cierta avenida y el manejo de consumo de energía eléctrica (todo tipo de indicadores para uso comercial).”

“Esperamos disponer de sistemas integrados en el futuro. Actualmente, contamos con un recurso que se puede aplicar en la región, en donde se puede controlar todo de manera remota, desde el consumo energético que tiene la ciudad y dónde hay luminarias que pueden estar generando un problema. Vinculado todo a herramientas y aplicaciones que se puede linkear con Google Maps y controlar desde cualquier dispositivo”.  Así los responsables de administrar la iluminación pueden rápidamente corregir desperfectos o ajustar intensidad, facilitando no solo una gestión más eficiente, sino que también mayor agrado a los usuarios.

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