Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) señalo que los migrantes de Centroamérica se encuentran entre los mayores remitentes de remesas en América Latina y el Caribe. La investigación afirma que aproximadamente el 10% de los centroamericanos viven fuera de su país de origen.

El informe Migración y remesas en América Latina y el Caribe, es un documento de trabajo del FMI que estudia los motores del crecimiento y los estabilizadores macroeconómicos dentro de la región, especialmente en Centroamérica y la República Dominicana. El documento examina las tendencias recientes de la emigración y las remesas hacia los países latinoamericanos, así como sus costos, beneficios e impactos negativos.

El informe señala que la emigración puede reducir el crecimiento económico real per cápita como resultado de la disminución de los recursos laborales, la fuga de cerebros y la productividad.  Las remesas pueden apoyar la inversión, la educación y fomentar los vínculos comerciales. Además, las remesas siguen siendo un importante estabilizador macroeconómico, debido a que facilitan el consumo privado y ayudan a mejorar la solidez del sector financiero y el entorno fiscal, especialmente en los países de Centroamérica.

Sin embargo, la forma del mercado de trabajo y las políticas laborales en el país anfitrión también tiene un gran impacto en la cantidad y la forma en que el emigrante envía las remesas. Con los recientes cambios de política en relación con la tributación de las remesas bajo la administración del Presidente Trump, esto podría tener un gran impacto en el PIB de los países de la región, así como cuánto dinero reciben las familias.

Los emigrantes de la región remiten fondos sustanciales, con un promedio de aproximadamente el 8% del PIB, para apoyar a los miembros de cada familia en su país de origen. Se destaca que las remesas de los emigrantes hondureños y salvadoreños representan más del 15% del PIB de sus respectivos países. Mientras tanto, los países más desarrollados de la región -Costa Rica y Panamá- siguen recibiendo mucho más inmigrantes en sus territorios que los emigrantes de sus propios países a Estados Unidos, lo que significa que las remesas tienen menor impacto de sus respectivos PIB.

Según el estudio que utilizan datos a partir de 2015, se encontró que aproximadamente el 10% de los centroamericanos viven fuera de sus países de origen. Encabezan los salvadoreños con más del 20%, seguidos de los dominicanos y los nicaragüenses con aproximadamente el 13% de su población.  La cifra se considera muy alta, teniendo en cuenta que la tasa promedio para los países emergente y en desarrollo es de aproximadamente el 2%.

De estos porcentajes, el 80% de los emigrantes centroamericanos viven a Estados Unidos o 4 de cada 5 personas.  Europa y Canadá también son destinos importantes.

¿QUIÉN ENVÍA LAS REMESAS?

Más del 50% de los remitentes de remesas de América Central y la República Dominicana tienen menos de 30 años. La tasa baja al 40% cuando los migrantes tienen más de 40 años. Esto se debe a los patrones de re-unificación de la familia y la menor necesidad de enviar dinero con el tiempo, es decir, los cónyuges y los niños se unen al remitente en los Estados Unidos, mientras que los padres fallecen en el país de origen.

Los emigrantes de más altos ingresos envían mayores cantidades de dinero, pero las familias más pobres envían una alta proporción de su salario. Las familias que ganan menos de US$ 100.000 envían un promedio de US $ 2500. Sin embargo, las familias que ganan menos de US$ 20,000 envían hasta el 40% de su salario.

Los casados o en unión libre con hijos envíen más remesas que los solteros. Sin embargo, las personas viudas o separadas tienen aún más probabilidades de enviar dinero, especialmente con los niños en su país de origen.   Los hombres y las mujeres tienen la misma probabilidad de enviar remesas.

NIVEL DE EDUCACIÓN DE INMIGRANTE

El estudio señala sobre el nivel de educación de la mayoría de los emigrantes, que un 47,7% no tiene educación secundaria. El 28,9% de los inmigrantes tienen una educación secundaria y el 8,9% de los inmigrantes tienen un año en la universidad. Le siguen que el 3,6% tiene dos años en la universidad, el 7,8% tiene cuatro años en la universidad, mientras que el 3,2% tiene más de cinco años en la universidad.

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