Data Center

El uso de nuevos programas de actualización figura entre los principales retos tecnológicos. Costa Rica y Panamá poseen los centros de datos más grandes de la región. En su mayoría están dedicados al negocio de renta de espacios a terceros. Las acreditaciones internacionales son un ‘boom’ en Sudamérica.


La oferta de servicios de los data center está en crecimiento. En la región se ha migrado de plataformas tradicionales basadas en la administración de servidores propios a una sofisticada disponibilidad de servicios centrada en estándares internacionales y cumplimiento de normas relacionadas con el diseño y operación de modernos centros de datos.

Esta migración ha permitido que los profesionales dedicados a planificar instalaciones de servidores de datos se fortalezcan técnicamente para responder a una demanda más exigente. Las empresas que poseen capacidades tecnológicas y los recursos humanos necesarios se están enfocando en este tipo de recintos, apuntando a una mayor confiabilidad y seguridad, expone Heriberto Gamboa, gerente de Territorio Schneider Electric.

En este sector, Costa Rica y Panamá son los líderes. Tienen los centros de datos más grandes en capacidad de instalación de infraestructura para clientes.  Su enfoque es de rentar espacios a terceros para que localicen sus servidores y aplicaciones con total seguridad. A nivel de centros de datos con estándares pero auto administrados, el experto concuerda que Costa Rica repunta en la región.

En segundo lugar está Panamá. En este país, hay un poco menos de especialización en las áreas de ingeniería de diseño de centros de datos; pero cuenta con experiencia en instalaciones para renta de espacios y servicios.

Lo anterior es confirmado por Pablo Diantina, analista asociado de DCD Intelligence de DatacenterDynamics, al señalar que los mercados centroamericanos y del Caribe están en distintos niveles de desarrollo y madurez. En el caso de Costa Rica y Panamá menciona que cuentan con infraestructura y los servicios de data centers más desarrollados; en tanto que Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador están comenzando a incursionar en los mercados de las tecnologías de información.

Cerca de Centroamérica, en las islas caribeñas, se experimenta una situación similar. Este comportamiento es observado también en las islas más industrializadas como Trinidad y Tobago, una nación rica en petróleo y gas, y en Curazao, una pequeña isla frente a la costa venezolana que destaca por disponer de un data center categoría Tier IV.

“En general, las instalaciones son pequeñas en comparación con los de otros mercados; pero la tendencia es de construir y ampliar de acuerdo a la demanda del cliente”.

Agrega, Heriberto Gamboa, que la evolución va de la mano con promover facilidades cada vez más estables. “Hemos migrado de instalaciones -temporales para siempre- a instalaciones planeadas que van acorde con las mejores prácticas mundiales. Hoy podemos decir que en la región sabemos construir centros de datos”.

En relación con los años anteriores, la diferencia radica en los profesionales que están al frente de los proyectos. Las empresas de diseño técnico que trabajan en modernizar instalaciones para convertirlas en arquitecturas de alta disponibilidad han avanzado a gran velocidad. Han surgido empresas locales especializadas que han dado un giro en la manera de hacer los diseños y filiales de multinacionales han llevado a la realidad modernos diseños con sus equipos altamente eficientes y de última tecnología.

Tendencias y perspectivas

Desde la perspectiva de los clientes, los requerimientos de las empresas y las tecnologías ofertadas están revolucionando la forma en que se conceptualiza y construye una instalación. Las demandas de seguridad, disponibilidad, acceso y actualización constante están cambiando la oferta de infraestructura y servicios demandados.

“Pero definitivamente lo nuevo es la descentralización. El uso del Edge Computing para mitigar latencia (retardos) y la disponibilidad de los datos ha demostrado ser una salida perfecta de los problemas de acceso a los datos. Los micro data center, como el Smart Bunker de Schneider Electric, dan por medio de un bajo costo y una rápida implementación, la opción de mejora a infraestructuras saturadas”.

En el criterio de Heriberto Gamboa, el principal reto es producir el doble consumiendo la mitad de los recursos. “En Schneider Electric sabemos cómo hacerlo con equipos que tienen eficiencias de más del 96%, contribuyendo a la disminución del consumo eléctrico y rebajando el uso de aires acondicionados”.

Por todos los avances mencionados, el experto espera una sustitución masiva de tecnologías obsoletas con nuevos programas de actualización, lo que se constituye en un gran reto tecnológico.

Para América Latina, Pablo Diantina espera la expansión de los mercados de data centers a pesar de un contexto económico no tan favorable y crecimientos lentos desde finales de 2014.

“En la región también se destaca la influencia de muchas de las mismas tendencias que presentan las Tecnologías de la Información que impulsan la demanda a nivel mundial: más servicios de TI y tecnologías con mayores capacidades de procesamiento, almacenamiento y flexibilidad, capaces de responder más rápido a la demanda”, indica.

La adopción de cloud computing y outsourcing de TI son parte de las grandes tendencias regionales y que forman parte de la mayoría de las estrategias de crecimiento de los proveedores de servicios de data centers.

Otra de gran importancia es la acreditación internacional, lo que es considerado un ‘boom’, aunque no una sorpresa en Brasil, Costa Rica, Chile y México, comenta Diantina. Asimismo, Colombia obtuvo sus dos primeras acreditaciones de Uptime por los data centers BT Latam (Tier IV) y Level 3 (Tier III).

En mercados más pequeños se registran acreditaciones para CNT a Ecuador (Tier III), lo mismo que para Antel en Uruguay y para Telefónica Celular del Paraguay, por el data center de Tigo en Asunción. Para los expertos, estas tendencias relacionadas con la flexibilidad, aumento de capacidad y acreditación ya son una exigencia para los mercados locales.

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