SEPTIEMBRE / OCTUBRE 2018 | Edición 28


SUSTENTABILIDAD SOCIAL

La caravana de migrantes cruzando Centroamérica rumbo a los Estados Unidos traspasó fronteras y sensibilidades. Ha puesto de manifiesto la fragilidad social de los Estados y la existencia de una población que está dispuesta a arriesgar su vida por la búsqueda de un futuro mejor. La crisis revela la incapacidad de las sociedades locales para satisfacer las necesidades de las personas y sus familias en su propio entorno.

Esta realidad no es responsabilidad de un país o de un gobierno exclusivamente. Es un entorno transversal a múltiples naciones que no han sido capaces de lograr la solidez institucional que facilite el desarrollo económico sostenible, promueva a la empresa privada y otorgue igualdad de oportunidades a los más necesitados. El resultado es la transformación de una pequeña marcha con la intencionalidad política de causar enfrentamientos con las autoridades y caos fronterizo, en una columna creciente de esperanza para miles de familias afectadas por condiciones de pobreza, violencia y falta de oportunidades.

Lamentablemente el populismo integrista americano reaccionó amenazando a los gobiernos de la región respecto de suspender los programas de cooperación al desarrollo. Por supuesto, las amenazas no sirvieron para detener a los caminantes, ya que la caravana no es una iniciativa estatal, sino una demanda de esperanza en un futuro mejor.

Algunos sensatos analistas políticos americanos observaron la coincidencia que esta caravana fue impulsada unas pocas semanas antes de un proceso eleccionario de senadores y congresistas donde el tema de la migración y sus opciones se ha radicalizado.

A pesar de sospechas e intencionalidades, la búsqueda de un mejor futuro es una realidad en toda la región. Es por eso que una respuesta más sensata –que el recorte de la ayuda- parece orientarse por la ruta de incrementar en forma coordinada una iniciativa de reconstrucción de toda la región en forma similar al exitoso Plan Marshall, en el que Estados Unidos puso a disposición de Europa su capacidad de rehacer un continente destruido por la Segunda Guerra Mundial.

En forma similar a la situación económica diagnosticada al finalizar el conflicto, la región centroamericana acumula un crecimiento económico insuficiente, inestabilidad en los precios de sus productos de exportación y los efectos destructivos de la guerra contra los narcóticos y los rezagos de los enfrentamientos ideológicos de la década pasada.

El razonamiento de George Marshall expresado en junio de 1947 respecto a la capacidad de su nación para ayudar a la “recuperación de la normal salud económica en el mundo, sin la cual no habrá estabilidad política ni paz asegurada” cobra especial vigencia en la actualidad. Iniciativas como el comercio justo en los precios del café van en la dirección correcta. Fortalecer las capacidades propias de los países para ofrecer mejores condiciones de vida a sus habitantes.

Estas preocupaciones están presentes en las actividades de empresas privadas que dedican esfuerzos a crear condiciones que faciliten la sustentabilidad de la sociedad en el largo plazo. Algunas se concentran en temas ambientales y otras en traspasar capacidades a las personas más necesitadas. Destacamos las organizaciones que se esfuerzan en fortalecer la educación, el bienestar y la salud de la comunidad. Enseñar, traspasar activos, apoyar a los más débiles y facilitar la igualdad de oportunidades son expresiones de compromisos éticos que superan la filantropía. Estas empresas demuestran que no es con donaciones que se cambian realidades. Es con esfuerzos integrales y coordinados que se crea un futuro común.

Publisher Centroamérica

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