JUNIO 2018 | Edición 25
IMPUESTO Y DESARROLLO
Los sucesivos aumentos de impuestos en los países de América Central han sido sustentados en la percepción que la carga tributaria es reducida respecto de los pagos impositivos en otras regiones del mundo. La insistencia de organismos internacionales – Banco Mundial, BID y FMI– sobre implementación de reformas que aumenten la recaudación del Estado coincide con su interés en asegurar el pago de sus recurrentes préstamos.
Para entender realmente este tema de carga tributaria hay que aclarar qué significan los términos. La carga tributaria son los ingresos fiscales del Gobierno respecto del Producto Interno Bruto. Los ingresos fiscales son los dineros que ingresan a la tesorería de cada país como resultado de la recaudación de impuestos. Y los tipos impositivos, son los porcentajes que se pagan sobre un determinado concepto gravado con impuestos. Que ese porcentaje sea bajo comparativamente, no significa que los costos impositivos asociados a una actividad comercial sean bajas.
Adicionalmente, en varias de las naciones de la región el indicador del PIB está inflado por los gastos relacionados con el gobierno, sin distinguir entre inversiones productivas, gasto corrupto o claramente despilfarrador.
Complica el panorama que el Gobierno y el Estado no son lo mismo. Existe toda una serie de entidades estatales que no se contabilizan necesariamente como gobierno, pero que representan importantes “costos de naturaleza impositiva” sobre empresas y personas. Pagos a empresas de servicios públicos estatales, a la seguridad social obligatoria, reservas para prestaciones sociales, tasas por servicios obligatorios en municipalidades y ministerios por gestiones, timbres y papelería. Se suman en ocasiones honorarios obligatorios expresados en documentación que solo pueden ser firmados por determinadas profesiones. Muchos de estos conceptos, además de pagos a proveedores de servicios privados para compensar los déficits de seguridad, energía, agua, entre otros no son contabilizados como parte de esa carga tributaria. Sin embargo, existen como gastos y sin realizarlos no es posible operar como empresas.
En consecuencia, el peso real de las constantes reformas tributarias y la velocidad a la que crece la recaudación gubernamental, limita el crecimiento de importantes sectores productivos convirtiéndose en un lastre para el crecimiento, la atracción de inversiones y la creación de empleo.
En esta edición centramos la atención en el concepto marca país y cómo atrae inversiones. En los grandes empleadores del área. Existen coincidencias en que han sabido sortear las dificultades propias de economías en cambios institucionales. Agregamos un análisis sobre las capacidades locales de formación ejecutiva y exploramos las novedades relacionadas con la inteligencia artificial en América Latina.
Publisher Centroamérica