Las edificaciones certificadas LEED reducen su impacto ambiental y las emisiones de CO2.
Empresarios están tomando conciencia del impacto que sus edificios y operaciones tienen sobre el medioambiente, la economía, salud y productividad de sus empleados. Los avances en la ciencia de la construcción y la tecnología permiten a los diseñadores, constructores, operadores y propietarios de edificios construir de forma sustentable, maximizar el rendimiento económico, y mitigar su impacto medioambiental.
Los parámetros que definen la calidad ambiental interior de los edificios son el confort térmico, el aislamiento acústico, la iluminación y la calidad del aire interior. Todos ellos están relacionados directamente con las instalaciones presentes en los edificios donde se vive y trabaja. Existen estrategias que permiten compatibilizar el comportamiento eficiente de dichas instalaciones, con el confort de los usuarios de los espacios interiores, porque la calidad del ambiente interior es un factor determinante cuando se habla de construcciones verdes.
AméricaEconomíaCentroamérica conversó con empresas y organizaciones certificadas LEED (Leadership in Energy & Environmental Design), líderes en diseño ambiental y energético de sus edificaciones sobre los pasos y retos para lograr este objetivo.
AMBIENTES SOSTENIBLES Y CONFORTABLE
“Cuando hablamos de edificaciones LEED uno de los puntos en los que se centra la certificación es en el confort de los usuarios y reducir el Síndrome del Edificio Enfermo que genera bajas en la productividad, e incapacidades laborales”, comenta el ingeniero Roberto Meza, CEO de SPHERA Sustainability Consulting, LEED AP en Costa Rica. A la hora de realizar una edificación o remodelación, el diseño y constr (se abre en una ventana nueva)ucción debe considerar aquellos aspectos que puedan afectar el confort de los ocupantes. Se buscan estrategias que mejoren la eficiencia en el manejo de los recursos y que permitan un ambiente óptimo.
Dentro de sus sistemas de calificación, LEED hace referencia a estándares de la normativa de la Sociedad Americana de Ingenieros de Calefacción, Refrigeración y Aire Acondicionado (ASHRAE). Esta regula el confort térmico, la ventilación y calidad del aire interior, y la eficiencia energética. Se trata de verificar que se cumplan los parámetros exigidos por este estándar respecto de la calidad interior de los edificios.
El especialista explica que uno de los requerimientos de la certificación es que se realice una simulación energética por medio de un software que mide y proyecta el consumo energético de la instalación.
Con este proceso se evalúan diferentes opciones para lograr la máxima eficiencia energética con la menor inversión posible. Por ejemplo, una solución sería utilizar ventanas de doble panel en lugar de sencillas. Si bien este tipo de ventanas cuestan alrededor de US$100.000 más, se reduce el costo del equipo acondicionado en US$70.000 y luego el costo operativo disminuye en unos US$10.000 mensuales, lo que significa que en tres meses se recupera la inversión, y a partir del cuarto mes se registran ahorros. Una ventaja es que el sistema bancario costarricense “está realizando préstamos verdes, brindando tazas diferenciadas o diferencias en los montos”, dice Meza.
“Una certificación entre el nivel básico y el nivel plata no debe representar un costo adicional de construcción. Con las estrategias actuales lo que se requiere es un diseño consciente y bien desarrollado para poder lograr un proyecto con los costos típicos por metro cuadrado (m2), que varían de país a país y según el tipo proyecto. Para un nivel oro o platino se debe hacer una inversión inicial mayor que el proyecto típico, pero generalmente el retorno de inversión se espera que se dé en un período menor a cinco o siete a años, inclusive. Si los costos y tiempos son mayores buscamos otras estrategias”, comenta.
CONSULTORÍA EN EDIFICACIONES SUSTENTABLES
Meza aclara que la compañía no diseña ni construye, sino que ofrece consultorías que consisten en “incorporarse a los diferentes equipos de proyectos, tanto de diseño, desarrollo, construcción y operaciones, para lograr que la ejecución sea sostenible y de una manera en que se pueda medir. Por ejemplo, que se sepa el volumen de agua que se está ahorrando, cuánto significa eso en temas financieros, sociales y ambientales para que tenga sinergia en estos componentes y un valor real en la cantidad ahorrada. Lo ideal es que el consultor sea contratado por el desarrollador, o por el propietario del proyecto, en lugar de los diseñadores”.
La certificación, propiamente, tiene un costo alrededor de US$1.500. No exige nada más. Evalúa objetivamente cómo se hizo el proyecto, y si consideran que está bien, lo certifica, y si no, no.
“Hoy en día las certificaciones son una exigencia internacional”, dice Meza. Da como ejemplo el caso de las transnacionales y aseguradoras, que exigen que los edificios dónde se van a ubicar sus representadas cuenten con la certificación LEED. “Esto se hace para atraer clientes y demostrar el compromiso con la sostenibilidad”.
Según el ingeniero, la ventaja que llevan Guatemala, Costa Rica y Panamá sobre los demás países de la región es que los primeros habían tenido más inversión transnacional, y la certificación LEED era uno de los requisitos que los inversionistas solicitaban. Una exigencia que se consolidó de fuera hacia adentro, no al revés.
“En todos los países se están desarrollando avances en el tema de certificación. Pero tanto en Panamá como Costa Rica la tendencia es hacia alcanzar la certificación en proyectos públicos. Sin embargo, es necesario también pensar en los edificios existentes. Se tiene que pensar en cómo hacerlas sostenibles”, dice.
En cada proyecto hay retos y dificultades diferentes. Sin embargo, “tenemos que ver en todos los países que el tema de permisos de construcción se simplifique, más aún para proyectos que sean verdes”.
POR QUÉ CERTIFICARSE
Las razones por que obtener una certificación pueden ser diversas, y van desde los ahorros en el costo de operaciones, mejorar el ambiente de trabajo y el compromiso empresarial con la sostenibilidad de los recursos. En el caso de la empresa consultora SPHERA en Costa Rica, lo que los motivó a certificarse fue el poder mostrar las bondades de la certificación LEED dentro de sus oficinas. Con ello pudieron probar diferentes estrategias y mostrarlas a sus clientes, en base a sus resultados.
Desde su conceptualización y posterior construcción, el Ágora Mall en Santo Domingo tuvo como objetivo ser el primer centro comercial certificado como “edificio verde” en Centroamérica y el Caribe. Recibió la certificación LEED bajo la categoría “core and shell”. Además del compromiso de Responsabilidad Social Corporativa del grupo, en ese momento era más viable la obtención de un financiamiento más atractivo para construcciones sostenibles en el contexto de la crisis económica global del año 2008. Igualmente, la perspectiva de la reducción de los costos de operación fue un factor determinante.
Ágora Mall obtuvo la certificación Plata, con un impacto directo en la reducción de la huella ecológica del mall, ahorrando energía, agua, y utilizando material reciclado en el proceso de construcción. “Nos enfocamos en las ventajas de la ubicación del proyecto, en el ahorro de agua y en la calidad ambiental de los materiales de construcción. Esto incluyó la instalación de aparatos sanitarios con características de ahorro de agua, así como el uso de materiales de construcción regionales y con un alto contenido de componentes reciclados”, dice Neiquel Filpo, gerente de arquitectura, LEED AP.
Entre los beneficios de la certificación, el ejecutivo destaca el confort del personal y de los clientes, el respeto al medioambiente a través de una operación sustentable, y ahorros en costos en comparación con un edificio convencional de igual tamaño.
“La inversión adicional en LEED fue aproximadamente de un 1% de la inversión total. En términos cuantificables, esta inversión impacta sustancialmente en el ahorro del costo de operación de la energía eléctrica. Pero también, impacta en el bienestar y confort de los usuarios con el aumento de la calidad ambiental interior que agrega valor en términos comerciales”.
Uno de los retos indicados por el gerente fue la necesidad de capacitación y contratar consultores extranjeros, ya que no habían empresas especializadas en LEED o construcciones sostenibles a nivel local. Asimismo, tuvieron el desafío del manejo y control de los contratistas que no contaban con la experiencia en la certificación de un proyecto de esta magnitud y complejidad.
“La certificación incluye un balance entre la calidad ambiental interior y el desempeño de los equipos instalados. En términos de iluminación se promueve la luz natural, lo que supone un ahorro en el uso de energía. Se promueve no solo la eficiencia de los equipos del sistema de ventilación, sino también una mayor renovación del aire fresco y el monitoreo de CO2”, agrega Filpo.
PROMOVIENDO UNA CULTURA
Meza dice que no se trata solo de generar edificaciones copiadas de otros países. Se trata de adaptar el diseño y las estrategias a la cultura y contexto del lugar en donde se están realizando los proyectos. Filpo coincide en que se trata de ir incidiendo en cambiar el estilo de vida de las personas, promoviendo una cultura colectiva que nos permita hacer conciencia del impacto que tienen las acciones en el crecimiento y desarrollo sostenible del país.
“Durante el proceso de construcción de Ágora Mall, creamos vínculos con las escuelas de ingeniería y arquitectura de las principales universidades del país. Planificamos y ejecutamos talleres dos veces al mes, en lo que recibíamos a los futuros profesionales y se les ofrecía una conferencia sobre el proceso de certificación, las implicaciones estructurales en el proceso de construcción y el impacto ambiental. La parte teórica se complementaba con una visita a la construcción para ver en el campo las implementaciones de los procesos que exige dicha certificación. Al final desarrollamos un plan de pasantía con los estudiantes de término de ingeniería y arquitectura durante un período de seis meses, lo que permitió que profundizaran sobre el proceso de certificación y cómo se materializaban los parámetros establecidos durante el levantamiento de la infraestructura”, comenta Filpo.
La fase más crítica es la operación y el mantenimiento de los procesos y especificaciones técnicas, porque es donde se debe renovar el compromiso de sustentabilidad e incorporar su inversión en los presupuestos de la empresa. Esto se logra capacitando constantemente al personal de operación sobre las características y bondades de un edificio LEED.
Entre el 2015 y 2017, el Ágora Mall trazó su programa de Gestión Ambiental con el objetivo de reducir el impacto de la huella ecológica del centro comercial en un 25% a través de mecanismos de reducción y captación de CO2 internos y externos. En ese período lograron ahorrar 2.151.488 galones de agua en procesos industriales, redujeron 159.482 kWh en energía eléctrica, y reciclaron 380,95 toneladas de sus desechos de cartón, plásticos, aceite de cocina, madera, entre otros.