La agencia calificadora indica que el aumento de velocidad en 2018 surge por condiciones externas favorables.
La agencia calificadora de riesgo Moody’s Investors Service ha indicado que América Latina crecerá un 2,7% en 2018, mucho más que el 1,9% del 2017, y el 1,4% de 2016.
Se espera una aceleración del crecimiento en América Latina en 2018, apoyado por condiciones externas favorables, especialmente por la expansión de las economías de Estados Unidos y China.
Para Ariane Ortiz-Bollin, vicepresidenta asistente de la agencia, la región enfrentará el desafío de altos niveles de deuda que van a seguir subiendo. Moody’s espera que los bancos centrales mantengan una política monetaria expansiva en la medida en que las presiones inflacionarias seguirán contenidas en la mayoría de los países.
Perspectivas para la banca
La calificadora de riesgo señaló en su último informe del 2017 una perspectiva estable para los bancos de América Latina, reflejo de la mejora esperada en el crecimiento económico de la región, la cual estabilizará los entornos operativos de los mismos.
“La rentabilidad de los bancos latinoamericanos continuará fuerte, sostenida por amplios márgenes de interés neto, una utilidad por comisiones resistente y los bajos costos crediticios”, dijo Aaron Freedman, Associate Managing Director de Moody’s. Además, la continuidad de las inversiones en digitalización generará mejoras adicionales a la ya fuerte eficiencia operativa, no obstante los incrementos de corto plazo en las inversiones de capital.
Los bancos latinoamericanos continuarán beneficiándose de una amplia liquidez y un extenso fondeo estable de depósitos. “Aunque la implementación de los requerimientos de capital y de fondeo estable de Basilea III en algunos países pudieran detonar la emisión de deuda adicional, la dependencia de la región en el financiamiento de mercado local e internacional se mantendrá baja”, concluyó.
La agencia señala que los factores políticos podrían provocar volatilidad por el año de elecciones presidenciales en Colombia, México, Paraguay y Brasil, y los cambios en políticas públicas posteriores a un año electoral en Chile, pudieran afectar el crecimiento económico revirtiendo mejoras en la calidad de activos y afectando la rentabilidad.