Marlon Tábora, PhD | Embajador de Honduras en Estados Unidos

Honduras implementa un programa económico que incluye una reforma fiscal, una reducción en el gasto público, una política monetaria para controlar la inflación, y una flexibilización del tipo de cambio.


La agencia calificadora Standard & Poor’s (S&P) elevó en julio de este año las calificaciones de riesgo soberano de largo plazo de Honduras de B+ a BB- con una perspectiva estable, tanto en moneda local como extranjera.

AméricaEconomía Centroamérica contactó a Marlon Tábora, PhD, Embajador de Honduras en Estados Unidos y ex presidente del Banco Central de Honduras, analizando los efectos de la “calificación crediticia” en la economía del país, los esfuerzos del gobierno en conseguir condiciones que faciliten la disminución del riesgo calificado y los desafíos para impulsar un crecimiento económico sostenible.

SÓLIDO PROGRAMA ECONÓMICO

La perspectiva positiva que S&P otorgó a la calificación de riesgo soberano de Honduras en el 2016 pronosticaba el reciente ascenso a BB-. Tábora arguye que la mejora es resultado del trabajo y compromiso que el Presidente Juan Orlando Hernández y su equipo económico han implementado desde inicios de su gobierno para resolver la crítica situación macroeconómica que se experimentaba a finales de 2013. Es una muestra “de los resultados de un sólido programa económico establecido con objetivos claros y con el propósito fundamental de recuperar la estabilidad macroeconómica como elemento principal para impulsar el crecimiento económico sostenible en el largo plazo”.

La agencia calificadora Standard & Poor’s  elevó en julio de este año las calificaciones de riesgo soberano de largo plazo de Honduras de B+ a BB- con una perspectiva estable, tanto en moneda local como extranjera.

El programa fue estructurado para la totalidad del período de gobierno con el fin de “recuperar la confianza y credibilidad internacional que ahora se ve reflejada con esta calificación crediticia, y enfocado en reducir el déficit fiscal y el déficit de la cuenta corriente, impulsando los fundamentos para crecer de manera sostenida, como un proceso gradual y consistente con la realidad institucional del país”, indica Tábora. Fue respaldado por un acuerdo a 36 meses con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y por el financiamiento de los organismos multilaterales.

Pensar que un país puede crecer sostenidamente en un ambiente macroeconómico inestable, y que la reducción de la pobreza ocurre de la noche a la mañana es un error, sostiene Tábora. “Es por ello que éste programa económico impulsó un componente importante de financiamiento para los programas sociales a fin de contribuir en esta dirección mientras se lograba el pleno desarrollo del potencial económico del país y para compensar los efectos que cualquier ajuste fiscal como el que impulsamos sabíamos que traería consigo”.

La implementación del programa “implicó una profunda reforma fiscal orientada a mejorar significativamente los ingresos fiscales, una reducción importante en el gasto público, en especial en la masa salarial, un marco sólido de política monetaria para controlar la inflación y una mayor flexibilización del tipo de cambio para coadyuvar el proceso integral de reforma. Esto también vino acompañado con la reforma del sector eléctrico y, de manera significativa, con la aprobación de la Ley de Responsabilidad Fiscal. Esta es una de las herencias más importantes en materia institucional de este gobierno y que siempre fue el objetivo primario del programa económico”.

RESULTADOS POSITIVOS

Al comienzo del gobierno del Presidente Hernández la calificación crediticia de Honduras “llegó a ser B con una perspectiva negativa, producto de la falta de credibilidad en las políticas existentes. A partir de la implementación del programa no solo se cambió la tendencia, sino que comenzó a cambiar el nivel, hasta llegar al BB- que tenemos ahora. Esto indica que la consistencia del programa y sus políticas es positiva, lo que no significa que no existan retos, que sin ninguna duda los hay en el sector eléctrico y a nivel político”, reflexiona.

Más que un beneficio para el gobierno, el Dr. Tábora considera que la mejora en la calificación de riesgo es un beneficio para el país y todos sus ciudadanos. “Lo importante es entender que este es un proceso, y por lo tanto los resultados ocurren de manera gradual. En la medida que la política económica sea creíble y consistente, y que adicionalmente se avance en reformas estructurales y de mejora en el clima de negocios – como la seguridad ciudadana y jurídica, transparencia y lucha contra la corrupción, eficiencia gubernamental y tributaria –, los resultados irán reflejando un mayor crecimiento económico, mayor generación de empleo, mejor infraestructura y, en general, una mejoría en el bienestar de la población”, opina.

“Mucho de esto no ha ocurrido, y los retos por delante son mayores que los logros alcanzados, pero esta calificación es una muestra que se marcha en la dirección correcta. Lo importante es mantener la disciplina del programa y la consistencia de las políticas estructurales”.

Para el gobierno de Estados Unidos y otros cooperantes, la noticia de la mejora en la calificación crediticia de Honduras es algo muy positivo. Ellos “conocen con detalle lo que se ha planificado. Es por ello que han venido acompañando este proceso permanentemente, y muy de cerca, desde el inicio, especialmente en materia de asistencia técnica en los temas tributarios, de regulación financiera y con su soporte en los bancos multilaterales”.

REFORMAS FISCALES

En mayo de 2016, por medio del Decreto No. 25-2016 se aprobó en Honduras la Ley de Responsabilidad Fiscal con el fin de “establecer los lineamientos para una mejor gestión de las finanzas públicas asegurando la consistencia en el tiempo de la política presupuestaria y garantizar la consolidación fiscal, sostenibilidad de la deuda y reducción de la pobreza”.

Un aumento en la recaudación fiscal de un gobierno tiene un efecto en su capacidad de pago de deuda. Tábora argumenta que los avances macroeconómicos de Honduras no solo se deben a los temas tributarios. “Ahora la cultura tributaria es muy diferente y necesaria para mejorar la equidad en Honduras. Si ahora pagar los impuestos implica afectar el flujo de las empresas, lo siento, eso tenía que pasar y  debe continuar.”

“Tener una presión tributaria más alta no es malo ni el problema. Lo malo es que la recaudación esté concentrada en unos pocos y que por ende las tasas impositivas tengan que ser muy altas comparativamente hablando. Eso no significa que no haya retos por delante. Resulta fundamental seguir con los esfuerzos de ampliación en la base tributaria, para que progresivamente tributen más personas y empresas, y que existan menores tasas impositivas. Pero este es un proceso gradual, y que debe ser la meta del próximo gobierno”.

“La administración tributaria debe ser más eficiente y oportuna, especialmente en materia de los créditos fiscales”, considera. “El reto más importante es y seguirá siendo el nivel y uso de las exoneraciones fiscales, y es ahí donde el país tiene mucho camino por recorrer. No por tener más exoneraciones fiscales es que el país va a crecer más. Se requiere un marco institucional formal que permita medir el impacto en el desarrollo de los incentivos fiscales para maximizar y optimizar su utilización y eventual reducción.”

CONTROLANDO LA DEUDA PÚBLICA

Cuando fue Coordinador del Gabinete Económico de Honduras, en diciembre de 2013, el Dr. Tábora expresó que “mientras exista déficit fiscal, la deuda pública seguirá incrementándose inequívocamente.” Por este motivo considera que “el objetivo primordial del país en la parte macro fiscal es y debe seguir siendo, sin ninguna duda, equilibrar el presupuesto nacional y reducir el déficit fiscal.”

En la medida que la política económica sea creíble y consistente, y que adicionalmente se avance en reformas estructurales y de mejora en el clima de negocios… los resultados irán reflejando un mayor crecimiento económico, mayor generación de empleo, mejor infraestructura y en general, una mejoría en el bienestar de la población.

“Si bien es cierto que las condiciones de financiamiento hoy por hoy son extremadamente más favorables a las del 2013 – el riesgo país se ha reducido más de 500 puntos básicos en este gobierno, de 801 en septiembre 2013 a 294 en agosto 2017 – eso no significa que el gobierno deba o tenga carta abierta para seguir endeudándose indiscriminadamente. Al contrario, el financiamiento debe enfocarse en los aspectos estructurales que favorecen el crecimiento económico de largo plazo”, reflexiona.

Tábora comenta que el gasto corriente de Honduras se ha venido reduciendo considerablemente, especialmente en cuanto a la masa salarial. Sostiene que “esto debe continuar de manera estructural y es ahí donde la reforma del servicio civil es la clave. No es por tener más empleados que tendremos un gobierno más eficiente, sino por tener a los mejores y que estén bien pagados que lo lograremos.”

DESAFÍOS POR DELANTE

Ahora que Honduras ha recibido la nueva calificación crediticia, el país debe mantener la estabilidad macroeconómica, así como mejorar las condiciones para un crecimiento económico sostenible. Tábora considera que Honduras y el gobierno enfrentan una gran cantidad de desafíos que requieren un esfuerzo conjunto de toda la sociedad. En ese sentido, el economista destaca tres puntos fundamentales en el campo económico, especialmente a nivel macro.

En primer lugar, el gobierno central y los demás poderes del Estado deben implementar “una cultura que promueva y mantenga la disciplina fiscal en línea con lo que se ha venido haciendo y con lo que está claramente establecido en la Ley de Responsabilidad Fiscal. Para lograr este objetivo necesitamos tener un presupuesto nacional de la República que sea balanceado, con una política tributaria consistente a la realidad del país ahora que se ha logrado estabilizar las finanzas públicas, sin afectar la inversión pública ni la inversión social. Pero, sobre todo, donde el gasto público se priorice en los temas que agregan valor y soportan el crecimiento en el largo plazo.”

El segundo punto se refiere a las “reformas estructurales coherentes y consistentes con la sostenibilidad macroeconómica, que promuevan la productividad del mercado laboral, como elemento fundamental para impulsar el crecimiento económico sostenido y para reducir el alto nivel de informalidad y de pobreza que todavía observamos.” Será trabajo del próximo gobierno impulsar “la reforma educativa integral, la reforma del servicio civil y una política de seguridad social y de pensiones consistente con la realidad del país”.

Tercero, el país necesita “consolidar el esfuerzo orientado a modernizar el marco operacional de la política monetaria que permita fortalecer el rol del Banco Central para hacerle frente a los retos inflacionarios, y que le brinde mayor flexibilidad para atender los retos del sector externo que son muy importantes y significativos para la economía hondureña. Esto sin dejar de lado las reformas del sector financiero que promuevan su estabilidad y fortaleza”, refiere el embajador.

INDICADORES MICRO VS MACRO

El programa económico se estructuró para “estabilizar la parte macroeconómica como elemento para promover el crecimiento sostenible en el largo plazo. Y eso se ha logrado notablemente como lo demuestran las revisiones del FMI y las calificaciones crediticias”, declara. “Ahora que se logró la estabilidad macroeconómica viene una nueva etapa, que no sería posible implementar si estos logros macroeconómicos no se hubieran alcanzado.”

“La división entre la parte macro y micro es más para efectos de estudio académico, porque, aunque estudian conceptos diferentes – país versus empresas –, en la realidad no hay una separación y están inter-vinculadas a través de los diferentes mecanismos de transmisión.” Tábora indica que una muestra de ello es que a finales de 2015 y 2016 Honduras experimentó la inflación más baja y mejores tasas de interés de los últimos años, y muchas industrias han recuperado su nivel de crecimiento.

Afirma Tábora que “el reto más importante es, sin ninguna duda, generar empleo que permita a los ciudadanos tener más y mejores oportunidades para mejorar sus ingresos y su calidad de vida. Sin embargo, esto solo viene en el corto plazo con mayor confianza e inversión del sector privado. Tener este reto no significa bajo ninguna circunstancia que ahora vamos o debemos abandonar la responsabilidad macroeconómica.”

“La estabilidad macroeconómica es un derecho de todos nosotros como ciudadanos. Ha costado muchísimo sacrificio, esfuerzo y tiempo construirla. Ahora es tiempo de construir un mejor país sobre la base de lo alcanzado”.

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