Impulsar un ecosistema emprendedor es fundamental para impulsar el desarrollo de Centroamérica. Crea empleo, innovación, agrega valor y movilidad social.


La actividad emprendedora es una de las actividades que impulsa el desarrollo económico de los países. Crea empleo, facilita la movilidad social, aporta riqueza y agrega valor e innovación en múltiples actividades.

El emprendimiento es un desafío enfocado en la generación y consolidación de nuevos negocios. Representa la oportunidad de trabajo independiente, genera innovación en productos o servicios, facilita una mayor competencia y promueve soluciones a demandas que existen en las sociedades. Emprende quien crea una aplicación de software, prepara desayunos a oficinas o teje con materiales locales. Las iniciativas son múltiples y variadas.

En los países centroamericanos el apoyo a los emprendedores es una de las prioridades en la agenda de instituciones públicas y privadas. La creación de un ecosistema emprendedor no es un proceso simple que se pueda dejar al azar. Se requiere de facilitar las condiciones de estímulo, apoyo y reconocimiento de oportunidades de negocio donde existan ventajas competitivas. Las personas emprendedoras con su trabajo dedicarán sus esfuerzos al éxito de sus propuestas. El entorno les facilita el arranque, capacitación, capital semilla, guía y en ocasiones canales de comercialización de sus productos o servicios.

AméricaEconomía Centroamérica investigó con intituciones que fomentan el emprendimiento productivo, las fortalezas y debilidades emprendedoras presentes en los países del área. Los resultados de la investigación se contrastaron con el Índice de Emprendimiento Global 2017 -Global Entrepreneurship Index 2017-, publicado por el Instituto Global de Emprendimiento y Desarrollo, ofreciendo una visión detallada del ecosistema emprededor de Centroamérica y Panamá. El análisis vincula las facilidades existentes ligadas al emprendimiento en la región, con las actitudes individuales, habilidades y aspiraciones emprendedoras con sus entornos académicos, sociales, políticos y económicos.

CONQUISTANDO LOS DESAFÍOS

En Centroamérica los emprendimientos formales enfrentan el reto de una carga burocrática y regulatoria elevada, con múltiples requisitos, trámites y permisos que deben obtenerse para poder operar en el mercado formal. En El Salvador y Honduras los emprendedores más activos enfrentan un ambiente comercial limitado por exigencias legales, tributarias y municipales. Se presentan oportunidades vinculadas a sectores de actividad de limitada ejecución en el país. El desafío es obtener los recursos humanos y financieros necesarios y al mismo tiempo,  competir con éxito en un mercado donde existen prácticas anticompetitivas y un exceso de regulación.

Los especialistas consultados concuerdan que el costo de emprender es alto en términos de trámites, tiempo y costos para registrarse formalmente. Asimismo, las mayores dificultades son el acceso al financiamiento, habilidades y conocimientos financieros, la falta de elementos de innovación en sus productos o servicios y modelos de negocios, el nivel educativo y de preparación sobre aspectos de mercado, competencia en los canales de aprovisionamiento y distribución.

La capacidad de atraer y retener talento para tener equipos sólidos y preparados para el camino emprendedor es parte de ese reto. Así como la prevalencia del crimen, en especial de “la extorsión” en áreas localizadas en los países del Triángulo Norte. Una especie de “impuesto de guerra” que implica pérdidas sustanciales para la gran mayoría de los negocios localizados en los entornos periféricos urbano-rurales.

Para incentivar el emprendimiento en un sistema financiero de capital de riesgo y mercado de valores poco desarrollado, se requiere vehículos financieros que faciliten la inversión en emprendimientos de empresas en etapas tempranas.

Daniel Monge

Co-fundador y director desarrollo de Negocios Impact Hub

En Honduras, “todos están buscando integraciones para fortalecer el ecosistema de emprendimiento a nivel nacional. El gobierno ha creado diversos programas y proyectos de apoyo al emprendimiento tecnológico. El sector privado a través de organizaciones y programas de Responsabilidad Social ha creado mecanismos para impulsar emprendimientos dinámicos, que busca fortalecer emprendedores nacionales con ideas de negocio de alto impacto y escalabilidad. Las universidades han creado centros de emprendimiento y en su mayoría han incluido el tema de emprendimiento como ejes transversales en todas las ofertas académicas”, destacó Fabiola Banegas, coordinadora del Centro de Emprendedores, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

El Dr. Manuel Sánchez, coordinador del Global Entrepreneurship Monitor en El Salvador y profesor de la Escuela Superior de Economía y Negocios, comenta que el gobierno apoya el emprendimiento a través de varios programas, pero los recursos que destina son muy escasos y por tanto, el impacto de dichos programas es muy limitado. También hay un reto muy importante en lograr integrar el emprendimiento como un elemento fundamental de la educación primaria y secundaria, ya que, es un país con muy poco empleo formal para jóvenes.

Sin embargo, la región avanza con iniciativas que facilitan el proceso de registro de operaciones, prestan asesoría gratuita en temas administrativos y legales a través de entidades gubernamentales y privadas. Destaca Panamá, con una gran cantidad de actores involucrados en promover el ecosistema de emprendimiento.

“En Panamá actualmente se vive una interesante oleada de emprendimientos, ha crecido la cantidad de personas que quieren desarrollar su pasión lanzándose al emprendimiento”, manifiesta María Te Guzmán, de My Office Co-working Space, una entidad que brinda espacios compartidos de trabajo en proyectos, negocios o emprendimientos, con todos los servicios y comodidades de oficina, para emprendedores panameños.

Los centros de co-working empiezan a tener relevancia en las ciudades principales de Guatemala, Costa Rica, El Salvador y Honduras, en forma similar a los de Panamá, así como centros de atención a emprendedores que ofrecen cursos, seminarios y eventos relacionados con el ecosistema emprendedor.

“Aunque el financiamiento a emprendedores es una brecha muy importante, comienzan a haber actores importantes en temas de financiamiento, desde family offices, denominación para la gestión de compañías privadas que manejan inversiones y fideicomisos para familias de grandes patrimonios, que hacen inversiones en emprendimientos de alto impacto como empresas de inversión de capitales de riesgo que están basadas en Guatemala”, precisa Daniel Buchbinder, co-fundador y CEO de Alterna.

Daniel Monge, co-fundador y CEO de Impact Hub San José, considera que en Costa Rica el emprendimiento es “un ecosistema en crecimiento, poco especializado y con alta dispersión de los actores involucrados”. Agrega que se está viviendo una transición de ver a las empresas únicamente interactuando con departamentos de Responsabilidad Empresarial a interactuar directamente con unidades de negocio. Se tiene “un mayor acceso a corporaciones que buscan interactuar con emprendimientos para acceder a innovación, buscar nuevos clientes o posicionarse en un segmento en donde ya no son vistos tan atractivos como antes”.

En Guatemala se “presenta un panorama cada vez más dinámico en relación al ecosistema de emprendimiento”, comenta Daniel Buchbinder. “En los últimos tres años ha habido más interés de distintos sectores y actores de la sociedad en apoyar este ecosistema emprendedor”. Se ha dado lugar para el impulso de los emprendedores sociales, que son aquellos que “buscan solucionar un problema social o ambiental a través de un proyecto, iniciativa o empresa, que tiene como base un modelo autosostenible de negocios”.

A la par de las iniciativas de negocios integrales y autosostenibles con el objetivo de ayudar a erradicar los problemas de empleabilidad juvenil, en Nicaragua se apuesta por incluir el fomento de la cultura emprendedora desde la educación primaria y secundaria.

En Nicaragua muchos de los emprendimientos están en manos de los jóvenes. Ante las necesidades, “éstos emprenden empíricamente sin una formación técnica que les permita capacitarse para poder definir su modelo de negocios a mediano y largo plazo, desarrollar un plan de acción, definir su segmento de mercado para desarrollar e implementar un plan de mercadeo y venta, definir su participación de mercado y canales de distribución, y la identificación de competidores”, dijo Rodrigo Ibarra, Presidente de la Asociación Emprendedores Juveniles, entidad pionera en Nicaragua en el fomento de la cultura emprendedora y en la formación de jóvenes líderes.

NUEVAS RUTAS DE EMPRENDIMIENTO

En El Salvador la gran mayoría de nuevos emprendimientos pertenecen al sector comercio, así como la venta de alimentos preparados, generados por pequeños negocios unipersonales e informales y que representan una forma de autoempleo, comenta el Dr. Manuel Sánchez. Los nuevos emprendimientos en Honduras se enfocan en los sectores de tecnología y alimentos, indica Fabiola Banegas.

Por su parte, Nicaragua se enfatiza en comercio, agroindustria, textiles, turismo y tecnología de la información y la comunicación, relata Ibarra. El caso de Guatemala es similar al de Nicaragua: textiles y moda sostenible, agricultura, tecnologías de la información, turismo y educación, según Buchbinder. Mientras que Costa Rica prioriza a la par del área de tecnología, servicios en salud y bienestar (wellness), dice Monge.

Panamá “busca la tecnología enfocada al servicio, por ejemplo: aplicaciones como Uber, Asap, Tutorez, DeliveryZone, Rastros, en fin aplicaciones y páginas web que se basan en economía colaborativa”, indica María Te Guzmán.

El Instituto Global de Emprendimiento y Desarrollo (GEDI), recoge en el Índice de Emprendimiento Global 2017 las siguientes recomendaciones: El Salvador y Honduras deben mejorar sus procesos de innovación, ya que este indicador refleja la tendencia de las empresas a ponderar sus productos o la capacidad de transferencia de tecnología del país. Nicaragua debe reforzar su nivel de tolerancia al riesgo. Guatemala necesita optimizar su potencial exportador al enfocándose en la internacionalización, y Costa Rica y Panamá deben apostar por mejorar el pilar de absorción tecnológica, que refleja la intensidad tecnológica de la puesta en marcha de un país, combinada con la capacidad para absorber tecnología a nivel de empresa.

Una conclusión: el llamado es a los gobiernos que deberían “facilitar la formalidad y los trámites y procesos para emprender e inclusive exportar a otros países. El sector privado podría brindar capital semilla y mentoría para emprendedores. Las universidades, brindar educación y capacitación sobre emprendimiento, así como exponerlos a emprendimientos y experiencias a nivel mundial”, enfatizó Carolina Uribe, directora del Centro de Emprendimiento Kirzner, que resume tareas válidas dónde concentrar esfuerzos en todos los países del área.

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