Guatemala concentra la mayor cantidad de millennials.

El porcentaje más alto en la región respecto de la población total corresponde a Honduras.

La proyección para la “Generación Z” centroamericana hacia el año 2025 alcanzará los 11,3 millones de personas.

Expertos coinciden en que los millennials de la región poseen gran potencial de energía e ideas para promover cambios.


En más de 20,3 millones de personas que conforman la generación millennial, definida como las personas que hoy tienen entre 16 y 36 años de edad, está el potencial que definirá los rumbos económicos, sociales y políticos de Centroamérica, Panamá y República Dominicana.

Esta generación millennials regional será acompañada por más de 11,3 millones de personas (en 2025) que formarán parte de la GenZ (Generación Z), jóvenes que hoy tienen 15 años o menos. Ambos grupos etarios son analizados desde varios ángulos económicos, políticos, y culturales, debido al interés que representan como actores sociales y consumidores.

Sus comportamientos, usos de tecnología, capacidad para el cambio, gustos y hábitos de consumo generan interrogantes que deben de ser analizadas. Con base en los datos obtenidos del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía, al cierre de 2016 Guatemala se caracterizaba por registrar la mayor cantidad de población millennial en la región: más de 6 millones de personas. Le sigue República Dominicana con 3,6 millones, y Honduras, 3,1 millones. Los países con menos habitantes: El Salvador, 2,3 millones; Nicaragua, 2,2 millones; Costa Rica, 1,6 millones; y Panamá, 1,3 millones.

No obstante las cifras absolutas, las proporciones cambian al tomar en cuenta el número de habitantes por país. En este enfoque, Honduras supera a todos al registrar el 39% de su población dentro de la generación millennial; seguido de Guatemala con un 38%; El Salvador y Nicaragua, con 37% cada uno; República Dominicana, 34%; Costa Rica, 33%; y Panamá, 32%. Todos tienen un tercio de su población enmarcada en este concepto generacional.

La búsqueda del balance y la felicidad es uno de los elementos prioritarios en la agenda de la generación millennial en Centroamérica. La flexibilidad impacta en la lealtad y responsabilidad del colaborador hacia el empleador.

Cristina Cubero Directora de Consultoría de Deloitte para Centroamérica y República Dominicana

Curiosamente, Panamá, República Dominicana y Costa Rica son los que presentan mayores tasas de crecimiento económico a pesar de no tener las cantidades más grandes de jóvenes adultos, lo que evidencia desafíos para los países que hoy lideran las cifras de millennials. Tener más población no es necesariamente la variable clave en la incorporación de desarrollo económico. Importa más la calidad de educación de esa población y las condiciones del entorno donde se desarrollan. Según expertos, los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil deben concentrarse en que se den las condiciones para mejorar la formación educativa, dar continuidad a la misma e incentivar el interés por los avances tecnológicos.

LA AGENDA

Los datos de un informe proporcionado por la empresa de consultoría Deloitte Costa Rica comprueban que los resultados obtenidos de la encuesta global aplicada a 8.000 personas de la generación millennial son aplicables a un mundo globalizado bajo la perspectiva de mercados emergentes, expone Cristina Cubero, directora de Consultoría de Deloitte para Centroamérica y República Dominicana.

En primer lugar, queda clara la necesidad de trabajos estables para la población en mención, sobre todo por la inestabilidad política, económica y social, así como otros retos y expectativas. En ese contexto se incluye la automatización, que se convierte rápidamente en una característica de los ambientes laborales.

“Hay temor por el riesgo de los puestos y la pérdida de valor de sus conocimientos. Hay un reto para ser recapacitados”, manifiesta Cubero. Aún así, los millennials conocen más que nadie cómo se mueve la tecnología y el mundo digital, por lo que siguen el pulso a la evolución y ven oportunidades  con la automatización en actividades de valor agregado o el aprendizaje  de nuevas habilidades.

Sobre eso, Rafael Delgado Elvir, economista y director de Desarrollo Institucional de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec), considera que la educación y la formación profesional es la vía más segura para adaptarse a los cambios en la economía y en los mercados laborales, y que aunque algunos consideran que la automatización representa una amenaza para sus puestos de trabajo y otros creen que habrá menos demanda de sus habilidades, al final se trata de una cuestión de percepción.

“Los segmentos muy especializados en los mercados laborales tienen muy buenas posibilidades de sobrevivir en un ambiente de robótica o inteligencia artificial, sobre todo aquellos que se especializan en industrias intensivas en capital y conocimiento.

Sin embargo, en nuestros países predominan las industrias intensivas en mano de obra poco calificada. El empleo resulta afectado por las grandes innovaciones tecnológicas. Habría que indagar sobre las percepciones de los millennials en los sectores de ingresos medios y bajos para ver cómo ven la situación”, sostiene.

En Centroamérica predominan las industrias intensivas en mano de obra poco calificada. Aquí el empleo resulta afectado por las grandes innovaciones tecnológicas. Habría que indagar sobre las percepciones de los millennials en los sectores de ingresos medios y bajos para ver cómo ven la situación.

Rafael Delgado Elvir, Economista

En la región, la flexibilidad en el entorno de trabajo también tiene más impacto en dos grandes sentidos: lealtad y responsabilidad, reafirma Cristina Cubero.

“Así, en las organizaciones que gozan de menor flexibilidad, el número de millennials que se ven abandonando en dos años es hasta 10% superior que en aquellas que tienen implementadas políticas más flexibles”, añade.

Rafael Delgado coincide en que la flexibilidad laboral “evidentemente es una ventaja” para las empresas y gusta a la generación. “Lo importante es saber si en el largo plazo estas relaciones flexibles no van en detrimento de otras consideraciones, sobre todo lo que se refiere a seguridad social”.

El informe de Deloitte de este año refuerza además los resultados de la encuesta de millennials 2016, en el que se sugirió que quienes habían permanecido con sus empresas más tiempo, compartían los mismos valores y estaban más satisfechos con el propósito de sus organizaciones.

LIDERAZGOS

Los millennials de la región creen también que la Generación Z tendrá un impacto positivo en el mercado laboral en la medida que su presencia aumente en el mismo, sobre todo por su uso nato de la tecnología y su creatividad.

Es clave entender que, aunque la necesidad de empleo estable incrementa en la generación, se mantienen fuertes sus valores en cuanto a trabajos de impacto social y propósito, expresa Cristina Cubero.

“Los millennials quieren ‘lo mejor de dos mundos’: un empleo estable (61%); pero con flexibilidad y balance. Lo positivo es que efectivamente tanto millennials como las empresas concluyen que generan importantes beneficios para todos”. Dentro de ese contexto, la ejecutiva considera que las compañías están más conscientes del manejo generacional, y sensibles a analizar y alinear esfuerzos para gestionarlas.

“En el caso de los millennials, ya muchos de ellos tienen posiciones de liderazgo e influencia que les ayudan a ‘generar experiencias’ para su misma generación”, destaca.

La “construcción de experiencias/colaborador” tiene las bases de la experiencia/cliente y apunta a las verdades y necesidades de los empleados alineados con los propósitos organizacionales. “Esto va mucho más allá de los beneficios relacionados con salas de juegos en el pasado y se amplían desde esquemas flexibles ampliados hasta organización del trabajo bajo estructuras colaborativas y multifuncionales”, dice Cubero. “Equipos con una misión” que brindan mayor empoderamiento y voz. Se destacan esquemas de aprendizaje, colaboración y desempeños renovados que se apoyan en tecnologías digitales y sistemas móviles.

De igual forma han revisado sus valores y estrategia, impulsando un liderazgo capaz de conectar el trabajo con su impacto. Todo esto avanza; “pero es preciso aumentar la velocidad y profundidad”.

También han mejorado su enfoque de “marca empleador”, incluyendo los atributos apetecidos, y se han proyectado hacia causas sociales. Para Rafael Delgado, los millennials centroamericanos son una generación de jóvenes con un gran potencial de energía e ideas para el cambio. “Integrar a los millennials a las iniciativas de gran impacto social en las empresas y en los gobiernos, despertaría un impulso importante en estos países”. Sin embargo, el economista cree que es necesario considerar que la insatisfacción por el rumbo de los negocios y la política es también una situación que se presenta en la región. Adicionalmente, la desregulación de los mercados laborales ha llevado a la precarización.

“Cada vez son más los trabajadores tercerizados, a medio tiempo y por contrato. Esto mejora la situación de las empresas; pero aumenta los riesgos de los colaboradores centroamericanos. Creo que el mercado laboral debe dar suficientes oportunidades para quienes deseen vincularse con una empresa en el largo plazo, así como oportunidades para quienes deseen hacerlo por medio de las consultorías. Es imposible imaginarse un mercado laboral sano que sea dominado por contratos laborales temporales y freelancers”, concluye.

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