MARÍA NELLY RIVAS | GERENTE REGIONAL DE RSE PARA CARGILL CENTROAMÉRICA

Favorecen a 16.000 niños con su programa de nutrición y educación. La formación para las emprendedoras es fundamental para la prosperidad. Pioneros en medición de progreso social en CA en alianza con el INCAE.


Es una empresa que tiene más de 150.000 empleados en 70 países. De ellos, 10.000 colaboradores son de Honduras, Nicaragua, Guatemala y Costa Rica.

Con 150 años de experiencia, Cargill, una compañía transnacional estadounidense, provee productos y servicios alimenticios, de agricultura, financieros e industriales en todo el mundo. Cada una de sus estrategias considera la reducción del impacto ambiental, contribuyendo a la prosperidad de los agricultores, clientes, gobiernos y comunidades.

En Centroamérica comenzaron a mediados de los 70. El punto de partida fue Honduras y le tomó varios años expandirse a Costa Rica, Nicaragua y Guatemala. En la actualidad, concentra sus actividades en la producción de carne de pollo y embutidos y en la nutrición animal.

En 2015, Cargill anunció una inversión de $500millones para la región centroamericana.

María Nelly Rivas, gerente regional de Responsabilidad Social Empresarial de Cargill para Centroamérica, MBA de la Universidad de Harvard, reafirma la inversión responsable de la empresa, destacando su compromiso con la seguridad alimentaria, el fortalecimiento de las cadenas de suministro responsable y el involucramiento con la comunidad.

¿Cómo valora la responsabilidad social empresarial que asume Cargill en Centroamérica?

Somos una empresa que produce alimento para el consumidor final y alimento para ganado. Nuestro programa con la comunidad se centra en la nutrición y educación. Está basado en cuatro elementos: la formación sobre nutrición a estudiantes, profesores, padres de familia, escuelas de preescolar y primaria de comunidades cercanas; el huerto escolar; el acceso a proteína animal y la infraestructura ligada a la alimentación.

En las escuelas construimos cocinas-bodegas para que los niños y padres puedan cocinar en condiciones adecuadas. Esos cuatro elementos hacen que nuestro programa de comunidad beneficie a 16.000 niños en 70 escuelas en los distintos países donde operamos.

Tenemos dos programas más que tienen que ver con la cadena de valor. Con “Prosperando con nuestros clientes” trabajamos en pulperías y ejecutamos programas de formación que fortalecen las capacidades de pequeñas emprendedoras sobre inventario, inocuidad, costos y mercadeo. Se pretende que sean clientes fuertes y que prosperen.

El tercer programa se relaciona con los pequeños productores de sorgo y maíz. Desarrollamos las mejores prácticas productivas, les damos acceso a mejor semilla, investigación y procuramos el fortalecimiento de ellos con las cooperativas para que puedan, eventualmente, convertirse en proveedores formales de Cargill y de otras empresas. Trabajamos con más de mil productores en la región y muchos se están convirtiendo en proveedores formales de Cargill.

¿Cuáles fueron los resultados más exitosos del primer semestre y cómo van a cerrar el año?

Cerramos año fiscal en mayo y ha sido un éxito. En Honduras y Nicaragua el nivel de participación de voluntarios es del 98 y 99% y están enfocados en el programa de las escuelas. En Nicaragua, el rendimiento de la producción de sorgo es 45% mayor que la media nacional. En el caso de Honduras tenemos productores que están con tres veces más que el promedio nacional de rendimiento de sus cultivos. Logramos que los productores sean más sostenibles.

¿Qué se viene?

Continuar focalizando nuestro trabajo, asegurándonos que nuestro trabajo de RSE esté ligado con nuestra razón de ser, con la alimentación y con nuestra cadena de valor. Se viene el fortalecimiento de los programas y la renovación de estos. Trabajando mucho más de la mano con las diferentes áreas de Cargill, armando programas que están dentro de otras áreas claves.

¿Qué beneficios tangibles se obtienen al ser socialmente responsables?

Hay varios. Cuando tenemos productores con mejores rendimientos, que son proveedores de Cargill, tenemos una cadena de suplidores de grano local más fuerte que es importante para planificar nuestra producción. Otro beneficio es el reconocimiento de nuestros asociados al sentir que colaboran con una empresa comprometida con su comunidad. Por otro lado, los programas que ejecutamos en las escuelas son reconocidos por los ministerios de Educación de los diferentes países y nos piden apoyo para replicarlos en otros lugares.

Hay muchas necesidades en Centroamérica; pero nos comprometemos con aquellas donde podemos agregar valor, porque sabemos de alimentos, de producción y de clientes.

¿Qué porcentaje de presupuesto representa la RSE en Cargill?

Tenemos $5 millones por año para la RSE en Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Guatemala.

¿Cuentan con códigos anticorrupción?

Sí. Tenemos principios guías, códigos de ética. Todos los años tenemos que ser certificados en principios guías. Significa cumplir con la Ley, con la transparencia. Entre nuestros valores están la integridad, el respeto por los demás, el compromiso para servir y la pasión por el éxito. En el aspecto de integridad tenemos temas legales. Hay capacitaciones en todos los niveles para prevenir actos de índole negativa.

¿Qué es prioridad?

Nutrir y desarrollar comunidades donde operamos. Entender el contexto y de ahí definir prioridades para nuestra inversión como negocio e inversión social. Empezaremos a usar con el INCAE el índice de progreso social para medir más allá del PIB y se pueda llegar a comunidades donde concentramos la RSE. Es una herramienta que medirá cómo están hoy en temas de acceso a educación, seguridad alimentaria, etc. Seremos la primera empresa en Centroamérica en hacerlo. Estamos preparando la metodología con el INCAE. Deberíamos iniciar en los próximos dos meses y tener los primeros resultados en seis meses.

En general ¿observan nuevas tendencias?

La tendencia es que las empresas están más comprometidas y vamos midiendo el impacto de las tareas de RSE. Moviéndonos de la filantropía hacia el valor compartido. No significa que la filantropía es mala, sino que lo que estamos haciendo es más estratégico.

¿Hasta qué punto son importantes las políticas ambientales para Cargill?

Son claves porque hablamos del entorno. A nivel global Cargill ha estado muy activo desde el año pasado con la COP21 y con los objetivos de desarrollo sostenible. Tenemos el gran compromiso de estar al día y tenemos que ir haciendo cosas como empresa para poder ser sostenibles.

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