Lograr un buen entorno laboral es una acción inteligente de interés empresarial. Hasta el sistema de iluminación influye en el desempeño de los trabajadores.

Cuando se habla de productividad la tendencia se orienta a analizar las variables principales que afecta a una economía, como son los precios de las materias primas, las caídas en los costos de producción, el crecimiento de la economía china, Europa o Estados Unidos. En un panorama de crecimiento moderadamente optimista y con noticias que aportan incertidumbre a las decisiones económicas, algunas de las empresas líderes de sus mercados orientan sus esfuerzos a la productividad de sus trabajadores.

Si la competencia está haciendo más con menos, adquiere sus insumos a costos relativamente similares y opera en el mismo entorno internacional, la diferencia se orienta hacia la capacidad del personal. Bajos rendimientos de la fuerza de trabajo en cualquier sector de la economía se convierte en una variable crítica que empuja a las empresas a ser innovadoras, cambiando procesos o incorporando tecnología. A pesar de ello, los resultados no siempre se consiguen en la proporción requerida.

Recientemente, la tesis de John Challenger afirmó que las pérdidas acumuladas por cada hora perdida de los trabajadores americanos durante el torneo de basquetbol de la NCAA alcanzan $1.200 millones. Turne Sport reportó que los visitantes únicos que se conectaban a ver estos partidos en horas laborables en dispositivos móviles permanecían conectados un promedio de una hora con 51 minutos, estimando una pérdida de productividad de alrededor de $660 millones.

En los países más futboleros de América Latina y Centroamérica los partidos de las selecciones nacionales y del mundial prácticamente paralizan la actividad de las empresas. Empresas líderes de cada país prefieren instalar televisores en las oficinas, otorgando licencia a sus trabajadores para que vean los partidos y no se retiren durante el juego.

Por supuesto, este enfoque tiene detractores. La principal crítica está relacionada con la asimetría y generalización de las estimaciones y que la productividad no solo incluye tiempo, sino también variables como la motivación, la felicidad, la salud, la organización de la empresa, entre múltiples factores.

Un estudio realizado en una empresa multilatina con más de 3.000 trabajadores en seis países de Centroamérica revela que alrededor del 44% del personal declaró una enfermedad durante el año pasado.

Un análisis detallado de los diagnósticos mostró una concentración relacionada con patologías asociadas a condiciones laborales. Entre un 17% y 32% de los diagnósticos fueron declarados como trastornos gastrointestinales. Cefaleas, fibromialgias (dolores músculo esqueléticos y cansancio) alcanzaron porcentajes superiores al 8%.

Las enfermedades respiratorias y alergias registraron rangos de un 9% a 29%.  Las tasas de incapacidades con diagnósticos claramente diferenciados como traumas y heridas, embarazos, cáncer, vasculares y similares mostraron tasas entre 0,1% y 9%, dependiendo de la empresa y su demografía.

Del total de diagnósticos, solo un 43% requirió de servicios médicos otorgados por un hospital. La mayoría de los casos fueron atendidos por médicos y servicios sanitarios no hospitalarios. Un 1% del total de gastos fue destinado a exámenes de laboratorio para confirmar diagnósticos o tratamientos.

Un análisis cualitativo aplicado a una muestra de casos, donde fue posible identificar condiciones empresariales exigentes, gerencias estresadas o procesos de cambio complejos, mostró mayor incidencia de enfermedades psicosomáticas o con diagnósticos generales.

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