No pueden haber empresas exitosas en sociedades fracasadas. Empresarios desafiando las raíces de la corrupción. Fundaciones de RSE comprometidas con el futuro.


Grandes oportunidades y enormes desafíos en el horizonte. Las circunstancias económicas, políticas y sociales no han sido del todo favorables en la región centroamericana. Pero para los empresarios tampoco es pretexto para que cada empresa o emprendedor se despreocupe de crear las condiciones de un presente y un futuro sostenible.

“La importancia de los objetivos de desarrollo sostenible son claves para unirnos. El diálogo es importantísimo. No importa si somos de derecha o izquierda”.

El modelo filantrópico debe ser cuestión del pasado. Es tiempo de que en forma permanente, las empresas, el Gobierno y la sociedad extiendan la mano unos con otros para trabajar en conjunto y sacar de la miseria a las comunidades que se encuentran en extrema pobreza.En esto coinciden los grandes líderes del sector privado y representantes de las fundaciones de Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Puede haber negocio rentable sin asumir compromiso expreso ligados a la RSE, pero solo en el corto plazo. Aquellas empresas que pretendan prescindir de esta responsabilidad están condenadas al fracaso.

No se trata de donar mochilas, ni zapatos, ni uniformes. Tampoco de llevar medicinas o canastas básicas de alimentos de forma individual. Sino de conformar equipos que establezcan bases sólidas de crecimiento y desarrollo, sin olvidar que hay que hacerlo con ética y de manera sostenible.

Este enfoque es reforzado por Tomás Regalado Papini, presidente de la Fundación Empresarial para la Acción Social (Fundemas) de El Salvador, al cuestionar el “show” hacia afuera. Recuerda que en el año 2013 se realizó un estudio que reveló que la empresa privada invertía en la sociedad US$633 millones mediante aportes en dinero o especie, lo que equivale a un cuarto del presupuesto nacional de la República que se destina a inversión social.

“Pero era un escopetazo. Es un arma muy potente; pero cuando se tira la bala se esfuma, se va para todos lados. Ese era el dilema que teníamos, que muchas empresas hacían inversión social con el fin de lograr un tema reputacional. Salir en el periódico con fotos donando mochilas”.

Ante ello, el empresario hace un llamado a trabajar en base a las causas, no en los síntomas, y destaca positivamente el esfuerzo de las compañías que coordinan sus iniciativas con el Gobierno local, forman agrupaciones empresariales y ejecutan actividades con enfoques territoriales.

Para Luis Javier Castro, socio director de la Asociación Empresarial para el Desarrollo (AED) de Costa Rica, es indispensable que el sector privado entienda que hay que permanecer en continuo aprendizaje porque también es parte de ser socialmente responsable. Conocer las sociedades, sus avances y retrocesos.

No obstante, el también presidente de Mesoamérica Investments, considera que hay cuatro ejes básicos para que las empresas cumplan un verdadero rol responsable. El más básico, “que a veces se olvida y además es complejo”, es el cumplimiento de la Ley. “Eso es fundamental y los niveles de corrupción en la región son altísimos.Para que haya corrupción se necesitan dos. Tenemos que atacar la corrupción de raíz. Esto es un cáncer”.

En segundo lugar está el eje de “no hacer daño”, ya sea entre los mismos competidores, contra el Gobierno o siendo indiferente con las comunidades. “Aunque sea legal, no hagamos daño”.

El tercer punto pasa por encontrar qué es lo positivo y tener claro el motivo de existencia. Es importante comprender que el sector privado “ha sido el invento” más importante en la historia de la humanidad para crear bienestar. “El cuarto eje es ser transparente en los tres anteriores”.

HAY QUE RESCATAR EL CONCEPTO

Afirma Castro, que en los últimos 200 años, desde la creación de la empresa privada, se ha podido conectar el mundo con aviones, tener información a mano, se ha logrado bajar la mortalidad infantil y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, lamenta que este concepto haya sido secuestrado por una visión cortoplacista de maximizar ingresos. “Pensar que el propósito del sector privado es maximizar ingresos es un error garrafal. El objetivo es servir a la sociedad y mientras no entendamos eso la sociedad se olvidará de esas empresas. Creo que ser responsables es la tarea más grande que tenemos para reivindicar lo que realmente significa ser un capitalista consciente”.

“Mi gran sueño es que logremos la integración de la sociedad. Que tengamos herramientas para trabajar no por la otra mitad, sino con la otra mitad”.

Álvaro Enrique Ruiz, presidente del Centro de Acción de Responsabilidad Social (Centrarse) de Guatemala, resalta que un gran número de empresas, que son las que mueven la economía del país, se ha preparado en el transcurso de los años para ser actores importantes no solo en el mercado nacional y regional, sino mundial, por lo que hay conciencia de atender el requerimiento de ser sostenibles para hacer negocios.

Sin embargo, no es un patrón generalizado. “Tenemos una informalidad muy grande. Gente que está totalmente fuera del sistema, que no tributa, ni factura. También tenemos dentro del sector formal empresas que se han formalizan para cumplir con requisitos mínimos que les permitían navegar en ese mar de corrupción que había, que les permitía participar en las distintas licitaciones que se hacían, por lo tanto era una informalidad no real”.

“Muchos de ellos disfrutaron de ese ambiente por muchos años y afortunadamente ha iniciado en los últimos tiempos un cambio fundamental en el país. Hay nuevas autoridades, hay un sistema judicial muy fuerte que ataca con seriedad a esas empresas que estaban fuera de la Ley. Muchos de estos empresarios están en la cárcel; pero al final esto lo que nos está mostrando es que hacer las cosas bien, paga”.

Este empresario del sector azucarero refiere que hay compañías que han permanecido en pie a pesar de haber sido atacadas por un sistema que buscaba regularizar y penalizar. “De manera responsable decidieron trabajar como se debía y hoy más que nunca están comprobando que ser parte de ese grupo vale la pena y es lo que les permite continuar adelante y ser sostenibles”. “Aquellas empresas que no lo hicieron así, hoy en día están intervenidas, están cerradas y les están decomisando sus activos. Así que vale la pena ser una empresa responsable y estamos pasando un momento donde vamos a salir adelante con un mejor país. Empresarios dentro de ese actuar que se promulgan con los principios de la RSE”.

“Quisiera ver a las empresas privadas crecer en sus programas de RSE. No es café instantáneo, es café que siembras, cosechas, procesas y tendrás los resultados”.

En este sentido, los empresarios coinciden que la RSE es un concepto que sobrepasa la acción social o la protección ambiental. Es un enfoque basado en un imperativo ético que se traslada a todo el comportamiento de una empresa. Esto incluye desde códigos de conducta que son trasladados a toda la cadena de valor de la empresa hasta acciones directas de intervención en áreas que aseguren mejores oportunidades para todos, incluyendo las preocupaciones por el clima, el medioambiente y la diversidad.

EL PARAGUAS

Stanley Motta, presidente de Sumarse de Panamá, y al mismo tiempo un exitoso empresario, reflexiona que la democracia es un proceso en que en los países de la región aún está aprendiendo. Proceso que debe ir a la par de la madurez de las instituciones, que es lo que la fortalecerá.

“Bajo ese paraguas, entonces viene la actividad económica. Cuando comparo a América Latina con el resto del mundo pienso que somos afortunados. Cuando uno ve la violencia en otras partes, aunque tengamos nuestros problemas, nos damos cuenta que somos afortunados porque tenemos una agenda en común. No es posible tener una integración centroamericana sino hay una agenda en común. Tenemos que mejorar la educación, las oportunidades de empleo, la seguridad jurídica, el transporte público y los servicios de salud. Es la agenda donde debemos enfocarnos”.

“Hay que seguir trabajando por la integración basados en los objetivos de desarrollo sostenible 2030. Hay que seguir enfrentando el cambio climático y la pobreza”.

A partir de esos conceptos, Motta dice que la empresa privada debe comenzar a generar puestos de trabajo y oportunidades para crear riqueza en los países. “Un amigo suizo usó una frase: no puede haber empresas exitosas en sociedades fracasadas. La empresa privada tiene un papel que jugar en la sociedad. No somos una isla aparte, somos parte de la sociedad”.

Confirma el criterio que una empresa puede ser exitosa sin RSE, pero solo a corto plazo. “La oportunidad que pueda existir en un momento dado sí te puede dar un éxito, pero no a largo plazo porque no estamos separados de la sociedad. Tenemos que acercarnos más a la sociedad como empresarios y ser responsables”.  Apoya este compromiso, indicando que el diálogo es indispensable para tener éxito. De hecho lo considera una obligación entre las empresas, el Gobierno, sociedad civil y las iglesias.

Concluye sosteniendo que “los empleados también tienen un rol responsable que jugar. Ser voluntario en tu empresa es algo importante porque te saca de ese mundo cómodo para ver qué es lo que realmente hay alrededor de nosotros. Sin una sociedad fuerte con valores, con ética, no vamos a tener éxito a largo plazo. Creo que ningún empresario busca eso porque sabe que mañana queda en cero. Tanto la parte social como la ambiental es importante para el futuro de nuestras empresas”.

Al respecto, Roberto Herrera, presidente de EcoRed de República Dominicana, apunta que la primera responsabilidad de una compañía es ser rentable, porque luego solo tiene dos caminos: el bien y el mal. “Si lo haces bien eres sostenible, si lo haces mal no eres sostenible”.

En tanto, la segunda obligación es con los colaboradores; y la tercera con el entorno y el cumplimiento de la Ley. “El horizonte del porqué nos movemos hacia la RSE va al hecho de que esa sostenibilidad que buscamos, la das con el ejemplo. Cumpliendo las obligaciones. Cuidando el medio ambiente”.

Luego, con un acelerado aprendizaje se incorpora todo aquello que falta y es ahí donde surge el cambio relacionado con una producción más limpia. “Hay que ser rentables; pero sostenibles. Eso lo da el comportamiento correcto. Las empresas sostenibles y socialmente responsables quieren ver multiplicadores de lo que hacemos día a día. No es un esfuerzo individual. Queremos transformar la realidad de nuestro planeta no solo desde el punto de vista ambiental, sino de desequilibrios e injusticias que existen. No podemos ser egoístas, sino colaborativos”.

LAS MIPYMES JUEGAN TAMBIÉN

Yusuf Amdani, presidente de la Fundación Hondureña de Responsabilidad Social Empresarial (Fundahrse), quien también es el nuevo presidente de Integrarse, red que abarca a todas las fundaciones de la región y que tiene a más de 900 empresas anexadas, enfatiza en los esfuerzos que se han hecho en Honduras por capacitar a las mipymes en el emprendimiento ético.

Uno de los objetivos que se persiguen es que las empresas elaboren sus reportes de sostenibilidad. Cada año se publican casi cinco memorias. En este punto, Amdani refiere que un estudio de inversión social posiciona a Honduras en el cuarto lugar al destinar más de US$20 millones en esta materia.

El empresario y CEO del Grupo Karim’s enfatiza en que el aprendizaje de las mipymes es muy relevante para mantener la sustentabilidad y que deben incluir la responsabilidad social en su plan de negocios. “Hemos visto cambios importantes pero no son suficientes. Tenemos un largo camino que recorrer”.

Respecto de la organización Integrarse, explica que uno de los retos que asume es seguir empujando todos los programas implementados por las empresas asociadas. “Hay un gran camino por recorrer y vemos que poco a poco es mayor el impacto del comportamiento de las empresas”.

José Evenor Taboada, abogado y presidente de Unirse de Nicaragua, recalca en el “cambio dramático” que ha habido en la percepción de lo que el empresario posee, respecto de lo que significa asumir ese rol y hacer negocios. “Ha habido conciencia de que la empresa tiene que ser un buen ciudadano también. Entonces, su planificación ya tiene los rasgos de un negocio responsable: preocupaciones por el medio ambiente, trabajo digno, igualdad para las mujeres. En definitiva, un negocio no es exclusivamente producir más y al más bajo costo y ser bien competitivo -lo que sigue siendo muy válido-, sino que además responde en su sociedad y comunidad a esos principios”.

“Logremos convencer dentro de nuestras empresas a aquellos que todavía son reacios y creen que van a poder sobrevivir solo preocupándose por los números”.

El también presidente de la firma de abogados Consortium Legal comenta que en el caso de Nicaragua, que aún es un país subdesarrollado, surgen tentaciones de hacer atajos (shortcuts) en temáticas ambientales. Además, enfatiza en que su país ha experimentado una consolidación muy fuerte en los últimos años a un modelo de Gobierno más autoritario.

En este sentido, “significa que es necesario que estos principios de responsabilidad social empresarial tengan vigencia. De modo tal que una de las tareas fundamentales que tenemos desde Unirse es crear esa conciencia y acompañar a los empresarios en ese esfuerzo de ser socialmente responsables y de pregonar la excelentes prácticas que muchas compañías realizan a lo interno con su personal, con las comunidades en que se desarrollan, procurando reducir el impacto en el medio ambiente”.

Diversos enfoques compartidos por los líderes de las siete agrupaciones nacionales de fundaciones empresariales que se reunieron para compartir experiencias y desafíos en la novena Conferencia Centroamericana y del Caribe de Responsabilidad Social Empresarial, “Convertirse”, que se desarrolló en San Pedro Sula, Honduras.

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