El Organismo Internacional de Energía Atómica anuncia inversión de casi un millón de dólares en equipo para combatir cáncer, zika, chikunguña y dengue.
Es su primera visita a Latinoamérica como director general adjunto del Departamento de Cooperación Técnica del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), una organización de las Naciones Unidas con sede en Viena, que fue creada en 1957.
Dazhu Yang habla con AméricaEconomía Centroamérica sobre diversas temáticas relacionadas con el uso de la energía nuclear en la región, de la tecnología y de la prosperidad que se puede derivar de su correcta aplicación.
Explica que la misión del programa en América Latina es fortalecer y promover las aplicaciones nucleares para que faciliten la promoción de la paz, la salud y el bienestar de las naciones. “La agencia también tiene un papel fundamental para prevenir la proliferación de las armas nucleares, como lo establecen los tratados internacionales”.
Adicionalmente, Dazhu Yang hace el llamado a los gobiernos para que vigilen el cumplimiento de los objetivos de los tratados, así como a los Congresos para que legislen a favor de la seguridad radiológica, en congruencia con los estándares básicos internacionales.
Para Centroamérica, entre los aportes más importantes del programa de cooperación figuran la dotación de equipos para combatir enfermedades como el cáncer y otras más recientes, transmitidas por el zancudo, como el zika, chikunguña y el viejo dengue.
En América Latina, solo Brasil, Argentina y México producen energía nuclear. El resto solo posee aplicaciones relacionadas con el cuidado de la salud para tratamiento y diagnóstico de cáncer, seguridad alimentaria, manejo de recursos de agua y el ambiente, así como en la industria y aplicaciones derivadas de la misma.
¿Cuál es el objetivo de su visita a Latinoamérica?
Queremos enfatizar en que contribuimos al desarrollo de los estados miembros usando tecnología nuclear en una forma segura y de beneficio.
El programa de cooperación técnica se encarga de proveer servicios para transferir aplicaciones y conocimientos nucleares a los países. Uno de los aspectos en que trabajamos es la generación de electricidad a través de la energía nuclear.
Unos 30 países consideran la posibilidad de tener un programa de generación de energía nuclear. Otros treinta cuentan ya con el programa. Este tipo de energía puede ser usada no solo en la generación de electricidad; también en el área de la salud, agricultura, seguridad alimentaria, manejo de recursos de agua y el ambiente, industrias o aplicaciones específicas.
¿Cómo ve a Centroamérica, Panamá y República Dominicana en el ámbito de la energía nuclear?
Es una decisión de cada uno de los países. Lo que hace la agencia es proporcionar la información que se requiere para que puedan tomar decisiones responsables. Una vez que el país decide generar energía nuclear, la agencia continúa brindando asistencia para garantizar que toda la operación se realice de forma segura, responsable y transparente.
¿Cuál es la cooperación más importante que tiene la OIEA con la región actualmente?
Tiene que ver fundamentalmente con el sector salud, especialmente en el tratamiento de cáncer. Otro tema donde se provee asistencia es en aspectos de seguridad y protección radiológica para que estén en línea con los estándares internacionales. Eso es muy importante.
¿Qué aconsejaría a los países que tienen deficiencias hospitalarias para tratar enfermedades?
Podría darte dos ejemplos relacionados con la salud humana que pueden reflejar la cooperación que tenemos. Honduras es miembro de la agencia desde 2003. Desde el principio tenemos proyectos en el área del control de cáncer. Nuestra principal contraparte es la Secretaría de Salud y el hospital San Felipe. Este es el hospital público más importante donde hemos dado servicios de tratamiento de cáncer.
Una de las historias de mayor éxito que tiene data desde los años 2012-2013, cuando se logró incorporar una nueva tecnología 3D para mejorar la calidad del tratamiento. El número de pacientes atendidos aumentó en un 35% y se logró reducir los tiempos de espera para tratamientos de 40 a 12 días.
El cáncer cérvico-uterino es el número uno en Honduras. Estamos dotando de un equipo de braquiterapia de alta dosis al hospital San Felipe con el que permitirá darse este tipo de tratamiento a pacientes que tienen dicha enfermedad. El costo del equipo es de $350 mil euros ($390 mil).
¿Qué pasa en el resto de Centroamérica?
Hablando solo de salud, tenemos una historia larga de cooperación. En Guatemala, en el Instituto Nacional del Cáncer, en 2014 pudimos dotar al instituto del primer acelerador lineal para el tratamiento de cáncer.
El primer centro de medicina nuclear que se abrió en Guatemala se hizo mediante un proyecto que incluye un entrenamiento para los profesionales no solo dentro del país, sino en otros con mayor desarrollo. Enviamos expertos para que puedan apoyar desde la fase de diseño, implementación, autorización y licenciamiento de las instalaciones. En tercer lugar se proporciona equipo a los países.
¿También van a apoyar en el tema del zika?
Con el brote de zika que ha ocurrido desde el año pasado, la agencia ha trabajado en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OMS) para dar respuesta. Establecimos un proyecto de cooperación técnica para Honduras para proporcionar equipo de detección rápida del zika y todos los reactivos. Entrenamos al personal de la Secretaría de Salud para hacer una detección rápida del zika, chikunguña y dengue. Este equipo está por llegar a Honduras y está siendo ocupado también por el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos.
Esperamos que el país fortalezca sus capacidades para una rápida detección de la enfermedad. Nos reunimos con el equipo de representantes de los organismos de la ONU en Honduras y hablamos de eso. Uno de los colegas que estaba ahí, refirió que había estado enferma de zika; pero que no hubo forma de hacer un análisis para que se confirmara si era zika o no.
¿En qué consiste ese equipo?
Es una tecnología derivada de aplicaciones nucleares. El costo es de 50 mil euros ($55.620) más los reactivos que son 30 mil euros ($33.380), aproximadamente, para que pueda empezar a trabajar de inmediato. El equipo va para el laboratorio nacional de Salud Pública.
¿Qué otros países recibirán este equipo?
Panamá, Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Costa Rica. Pero hay que destacar también que tenemos un proyecto regional para el resto de América Latina.
¿Cómo ve los riesgos con el uso de aplicaciones nucleares?
La seguridad radiológica es una prioridad para la agencia. Tener una infraestructura regulatoria es muy importante para asegurar que las radiaciones y aplicaciones nucleares se están ocupando de manera segura. El año pasado en América Latina una de las principales áreas de cooperación fue la seguridad radiológica.
¿Qué recomendación hace para proteger a los pacientes y los trabajadores de la salud?
La principal responsabilidad de protección en la radiación segura está en manos del Estado; pero podemos dar asistencia y apoyar. Las normas básicas internacionales de seguridad deben verse reflejadas en las regulaciones nacionales y no solo eso, sino que también se generen mecanismos necesarios para verificar que se cumplan con estas normas y regulaciones.
¿Qué país presenta una mejor posición frente a esa seguridad?
Cada uno tiene sus propias características y condiciones. Por ejemplo, México es un país nuclear, que tiene una planta nuclear con dos reactores. Tiene reactores de investigación y la necesidad de una infraestructura regulatoria que requiere es mucho más robusta que otras naciones que tienen otro tipo de aplicaciones. Hay países que solo tienen aplicaciones médicas e industriales.
¿Y sobre el financiamiento de tecnología nuclear o aplicaciones en la agricultura, industria y otras actividades económicas qué puede decir?
La agencia cuenta con un programa de cooperación que tiene alrededor de seis décadas para asistir a sus estados miembros. Cada año hablamos de 70 millones de euros ($78 millones); pero la agencia no es una financiera como el Banco Mundial o una fundación. Tenemos fondos limitados; pero los utilizamos para dar apoyo a los países de la región que tienen su propio plan nacional de desarrollo, sus propios presupuestos. En términos de recursos humanos, la agencia tiene departamentos para trabajar y coordinar, y otros que se encargan del desarrollo de aplicaciones nucleares. Podemos utilizar expertos en nuestros países miembros, podemos reclutar expertos de países desarrollados u otros en vías de desarrollo y enviarlos a naciones menos desarrolladas a proveer servicios y consejos.
¿Se puede potenciar la economía centroamericana con el uso de energía nuclear?
Sí, esa es nuestra esperanza. En septiembre del año pasado, la ONU sacó los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y la agencia colabora con siete de ellos. Las aplicaciones nucleares no tienen que impactar todos los objetivos de desarrollo; pero colabora con otras entidades de Naciones Unidas para el cumplimiento.
¿Qué recomendaría a los gobiernos?
Los principales líderes de Centroamérica se reunieron y vemos que trabajan juntos. También, las universidades hacen esfuerzos para crear un curriculum de entrenamiento de físicos médicos.
En 2015, los decanos de las facultades de Medicina de Centroamérica se reunieron en Viena y acordaron trabajar de cerca para tener un programa de físicos médicos en los países. Este es un excelente ejemplo de cómo pueden trabajar juntos.
¿De qué trata la propuesta de Átomos para la Paz?
En realidad, el director general de la IAEA anunció en la Junta de Gobernadores de la agencia que sería mejor que utilizáramos Átomos para la Paz y el Desarrollo. En 2017, la agencia estará celebrando el 60 aniversario. El uso de Átomos para la Paz y el Desarrollo será el slogan.
¿Es posible involucrar al sector privado empresarial?
Sí. En la agencia estamos discutiendo el programa PPP (Public-Private Partnership) que significa buscar alianzas con el sector privado para que ayudemos en el esfuerzo que se hace.