Miguel Larach

Modificar el ADN de las compañías para poder competir.


Miguel Ángel Larach, presidente del Grupo Alucom, una empresa hondureña con más de 50 años de experiencia en la distribución de productos de metal, vidrio y artículos de la industria de la construcción que tiene presencia en Panamá, Cuba, Belice, Argentina y Miami, en Florida, Estados Unidos, enfatiza a AméricaEconomía Centroamérica que los costos de producción se mantienen altos en la región centroamericana.

“La energía sigue siendo cara y el servicio poco confiable. La legislación laboral es muy rígida, lo que genera altos costos a las empresas, mucho desempleo y subempleo. La legislación fiscal vigente, muchas veces desfasada y obsoleta, obliga a ejecutar una serie de actividades burocráticas que encarecen los costos de las empresas productivas tanto en su parte de producción como en el aspecto logístico”.

El Grupo Alucom comenzó como una empresa exclusivamente comercial. Importaba productos de los mercados internacionales para atender a los fabricantes locales de ventanas en sus necesidades de aluminio, vidrio y accesorios. En pocos años se convirtió en el líder nacional de este segmento.

El paso siguiente fue incursionar en la manufactura mediante inversiones de capital para fabricar techos metálicos y otros productos relacionados con la construcción, como ser perfiles para tabla yeso, suspensión de cielo falso, láminas metálicas para losas de entrepiso, entre otras. Luego invirtieron en una planta para fabricar productos de vidrio templado y ventanas de cámara europea, consolidando la transición de una empresa comercial a una industrial, que aporta valor al proceso productivo y genera una oferta más amplia. “Atendemos nuestro país de origen, Honduras, pero el mercado local nos quedó pequeño y eso nos llevó a buscar la conquista de los mercados internacionales”, expone.

Compite con éxito y en igualdad de condiciones con compañías que tienen sede en Estados Unidos, Asia y Europa.

Pero esa competencia se complica al caer en cuenta que es más fácil, rápido y menos oneroso enviar productos de “nuestro centro de distribución en Miami a un cliente en Idaho, por ejemplo, que está a casi 3 mil millas de distancia, que de nuestra fábrica en San Pedro Sula en Honduras a San José, Costa Rica, que está solo a un tercio de esa distancia”, comenta Larach.

Esta realidad es descrita también por otros sectores industriales cuando señalan que se demoran menos en producir que en colocarlo en otro país de Centroamérica. La distancia aérea entre San Salvador y Tegucigalpa no supera los 50 minutos y alrededor de 5 horas vía terrestre. Una carga comercial que sigue esa ruta requiere de dos días para ser entregada efectivamente. Un día y medio solo de esperas, trámites aduanales y fronterizos que encarecen y burocratizan el comercio industrial.

LAS “TORMENTAS”

Ampliar la capacidad de atender las necesidades del transporte, simplificación aduanera y legislación fiscal son otras necesidades en la región centroamericana. “Es una pena que la tormenta de corrupción e inseguridad de nuestros países no nos deje tiempo, ni atención, para concentrarnos en esas actividades más importantes, como volvernos sociedades más competitivas y eficientes”, expresa el empresario.

A propósito, Silvia Cuellar, directora ejecutiva de COEXPORT de El Salvador, asegura que las empresas buscan alcanzar nuevos mercados, desarrollar productos innovadores y cumplir las exigencias; pero otros factores externos como el exceso de trámites obstaculizan esas finalidades. “Especialmente con aduanas, y más para El Salvador que solo cuenta con un puerto y sus mercancías deben pasar por fronteras para despacharse en otros puertos de la región”.

La ineficiencia, burocracia y a veces corrupción que caracteriza a los servicios públicos se incorpora al proceso productivo como parte de la cadena de valor entre el productor y el consumidor final. Mientras los gobiernos de los países desarrollados van agregando competitividad a la economía, en Centroamérica aún ocurre lo contrario, agrega un empresario del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep).

“La inseguridad, insumos que debemos importar, – porque no somos generadores de materia prima suficiente– costos de agua, energía eléctrica, mano de obra y otros” impiden también el cumplimiento de los objetivos.

A lo anterior se suman mercados internacionales que han sido intimidantes para las pequeñas economías, por lo que hay que mejorar los niveles de gestión e incluso superarlos en lo local.

“Ese es un paso que no todas las empresas están dispuestas a tomar. En nuestros mercados locales es posible competir aún si somos ineficientes. Los competidores y clientes domésticos suelen ser más permisivos con los errores que se puedan cometer. A medida que vamos alejándonos hacia mercados más desarrollados, esa tolerancia disminuye muy rápidamente”, apunta Miguel Ángel Larach.

Otros cambios necesarios para competir implican ajustes drásticos que “deshacen el status quo y cambian las partes más íntimas del ADN de la empresa”. Por ejemplo, a veces el personal de mayor antigüedad carece de las habilidades multiculturales o del dominio de otros idiomas que se requieren afuera. En otras, la cartera tradicional de proveedores no puede garantizar la homogeneidad en las materias primas que los mercados externos exigen.

COMPETENCIA CON MULTINACIONALES

Otro aspecto que no abona en nada a la inversión extranjera para el establecimiento de las empresas o desarrollo de las mismas son las altas cargas impositivas. El presidente del Grupo Alucom hace especial énfasis en Honduras: “los impuestos no han sido aplicados de mejor manera. Creo que a menor impuesto, mayor inversión y por consiguiente mayor venta, resultando en una recaudación de impuestos mayor”.

En la mesa de discusión se plantea la competencia entre las empresas locales y multinacionales. “Vienen – por lo general – con recursos casi ilimitados y con un músculo de negociación impresionante. Sin embargo, las compañías locales cuentan con un conocimiento de sus mercados que es vital a la hora de competir en ellos. Vemos esa diferenciación entre multinacional y local cada vez menos marcada”.

Uno de los objetivos que las locales deben perseguir es internacionalizarse para continuar desarrollándose.

El Grupo Alucom tiene relaciones comerciales con 21 países en tres continentes.
 

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